¿Por qué no se habla de la dictadura de Obiang en España?

Del consenso entre PP y PSOE a favor de la tirania de Obiang

El pasado 21 de mayo, el ex diplomático y ex miembro de gobierno por el Partido Popular, Ramon Gil Casares Satrustegui, moderó un coloquio sobre la temática “Por que no hablamos de Guinea Ecuatorial”, celebrado en la sede de la Universidad SCHILLER de Madrid, bajo el patrocinio de la Fundación Friedrich NAUMANN. Habiendo participado como ponentes, Enrique MARTINO (Profesor, universadad Complutense), Justo BOLEKIA BOLEKA (Pofesor, Universidad de Salamanca), José Maria IRUJO (El Pais), Ana CAMACHO (Periodista, ex de El Pais) y Delfin MOCACHE (Diario Rombe).

Antes de la última derrota electoral del PP, Ramon Gil Casares Satrustegui había sido presentido como ministro de asuntos exteriores o como director general del CNI (conforme se supo a través de filtraciones en la prensa), lo cual le conforta como diseñador de la política española en Guinea Ecuatorial (consensuada por el PP y el PSOE). Toda vez que el interesado fue afectado en Guinea Ecuatorial como diplomático en los años 80 (como cónsul y como primer secretario), además de haber acumulado experiencia como embajador en otros países africanos como Suráfrica (2005-2008), Sudán y Sur-Sudán (2011-2012) y Egipto (2018-2022). En realidad un escaso recorrido del escenario africano, pero que en el contexto diplomático español sitúa al interesado como al mejor especialista de la política para con Guinea Ecuatorial.

Tal es así que durante el referido coloquio, y al igual que en anteriores foros versados sobre la situación socio-politica de Guinea Ecuatorial, Gil Casares hizo apología (eso si, de manera sibilina) de la “estabilidad de la relación de España con el gobierno de Guinea Ecuatorial”. Esto es, de una relación diplomática desconexa de toda consideración relativa a las violaciones sistemáticas del estado de derecho y de los derechos humanos, y a la malversación del erario público que, desde hace 45 años perpetra impunemente el tirano Obiang en nuestro Pais. Dicha doctrina acuñada por Gil Casares (y consensuada por el PP y el PSOE) a colación del credo francés de la “françafrique”, se articula en la co-explotación de los recursos económicos (en colaboración con la dictadura) en detrimento del bienestar social, el fomento del divisionismo y del repliegue identitario como factores obstructivos a la construcción de un Estado moderno, y consecuentemente, el apoyo a la política dictatorial de proscripción de todo proyecto democratizador e integrador.

En un precedente foro (V Seminario Internacional del CEAH: 50 años de independencia de Guinea Ecuatorial, celebrado el 12 de julio de 2018) el interesado relevaba a tal efecto la pretendida incapacidad natural de los africanos de establecer procesos políticos ordenados y eficientes que redunden en la creación de Estados nacionales… Aludiendo así a la de los guineoecuatorianos de articular un proyecto democratizador desde las únicas elecciones libres que organizó el régimen franquista con ocasión de la accesión a la independencia en 1968. Gil Casares estima, por consideración de dicha tara congénita, que España no debió apoyar un proyecto democratizador en Guinea Ecuatorial en 1968, sino que debió promover la elección de un candidato afín para garantizar sus propios intereses en nuestro País. Lo cual justifica plenamente que, en aras de la defensa de los intereses españoles, los partidos gobernantes (PP y PSOE) reconozcan ahora al régimen de Obiang como el único artífice de la democratización, y aboguen por la marginación y la neutralización de la oposición democrática. Toda vez que ni el nacionalismo revolucionario pregonado durante 11 años por Macias, ni el ensayo democratico implementado desde hace cuatro décadas por Obiang, hayan logrado instaurar una genuina democracia.

A cuyo efecto, «la doctrina Gil Casares » admite que la disidencia de Mongomo (FDR) y el nacionalismo bubi (MAIB) son formaciones intolerables. La primera movida únicamente por rivalidad familiar, ademas de caracterizarse por su antiespañolismo, mientras que el nacionalismo bubi plantearía reinvindicaciones equiparables a las del grupo terrorista ETA frente al Estado español. Lo cual legitima, a su parecer, la ilegalización permanente de ambas formaciones políticas, pese a su reconocida legitimidad. Por su parte, la doctrina considera que la existencia de CPDS legitima al llamado « ensayo democratico » al tratarse de un partido no coaligado con el PDGE, si bien preconiza su aislamiento del resto de las fuerzas políticas para impedir su expansión. Mientras que, respecto de la extinta formacion Ciudadanos por la Innovacion (CI) del ex teniente coronel Gabriel Nse Obiang, se preconizó inducir a su militancia a la radicalización extrema y a la confrontación con los representantes de las instituciones del Estado, en aras de legitimar, en última instancia, su disolución (lo cual se llevó a efecto). Siempre al fin de neutralización de la oposición democratica, con el resto de los partidos, PP, ANRD, APGE, la doctrina propugna una política de mediación en aras de su implantación en el espectro politico nacional (el llamado dialogo nacional). En definitiva, la doctrina Gil Casares considera como única alternativa viable la continuidad de la dictadura a través de la transmisión dinastica del poder a Teodorin.

Tal es asi que mientras gobernó el PP, no se destacó precisamente en la defensa de la democracia y del estado de derecho en Guinea Ecuatorial (no mós que el PSOE de ahora), ni en el reconocimiento de la labor desplegada desde la diáspora por los actores de la oposición y de la sociedad civil guineoecuatorianas. Sin embargo, a colación del comentado coloquio, el PP se adhirió ayer, solapadamente, a la petición formalizada por la plataforma pro derechos humanos NEXOS GE ante el parlamento de la Unión Europea, referida a la transición a la democracia, el respeto de los Derechos Humanos, la lucha contra la corrupción y las sanciones contra los autores de violaciones de derechos humanos. En efecto, en una proposición no de ley, el PP reclama una « política de Estado » respecto a Guinea Ecuatorial (un capítulo específico en la Estrategia de Acción Exterior), y solicita al Congreso para que inste al Gobierno a « apoyar a la oposición democrática ecuatoguineana, ONG, intelectuales y personalidades de la sociedad civil, visibilizando su existencia y estableciendo programas de colaboración, a través de la AECID, que promuevan la democracia, las libertades y los Derechos Humanos ». Asimismo, reclama al Ejecutivo que promueva « la condena al régimen de Guinea Ecuatorial en los diferentes foros internacionales en los que participa España » así como la puesta en marcha de « sanciones en el seno de la UE para empresas que colaboren en la corrupción del régimen » y la elaboración de « un listado de bienes inmuebles en la Unión Europea con titularidad de miembros del Gobierno de Guinea Ecuatorial y familiares de Teodoro Obiang ».

En definitiva, por qué no se habla, quiénes hablan, y de qué hablan sobre Guinea Ecuatorial, redundará siempre en lo mismo: Procrastinar, mientras la tirania se muda para perpetuarse, para prolongar nuestra agonía en vida.

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