Los sepultureros de CPDS


La CPDS, otrora baluarte de la oposición en Guinea Ecuatorial, se desmorona. Andrés Esono Ondo y su inseparable acólito, Juan Manuel Nguema Eson Nsua, han convertido el partido en su caja registradora personal. Este dúo nefasto no solo ha enterrado la credibilidad de CPDS, sino que ha sacrificado sus ideales en el altar de sus ambiciones.

La sed de poder de Esono raya en lo absurdo. Sin pudor alguno, declara que «no se debe cambiar de líder ahora«, fantaseando con la idea de que, si Obiang faltara, él podría ser el nuevo mandatario. ¡Menuda broma! Bajo su «liderazgo«, CPDS es poco más que un cascarón vacío. Las agrupaciones locales son fantasmas que solo resucitan para hacer bulto.

¿Y qué decir de la Secretaría de Organizaciones? Un chiste de mal gusto. La dirige una persona que, según cuentan, no tiene ni pajolera idea de su trabajo. Lleva años sin pisar las agrupaciones ni las más cercanas a su residencia habitual, como la agrupación de Mbini. Y mira, que si algún valiente se atreve a decírselo a Esono, este salta como un resorte tachándolo de «enemigo interno«. La paranoia de Esono le hace la competencia a la del mismísimo Obiang.

El miedo se ha adueñado de CPDS. Los grupos de WhatsApp, antes bulliciosos, ahora parecen cementerios. La gente tiembla pensando que el infame «Piongyang» (el mote de Juan Manuel) va a chivarse a Esono. Mejor estar callados que acabar expulsado. Así, el partido se ha convertido en un pantano donde solo florecen los lameculos y se ahoga cualquier idea fresca.

Juan Manuel, por su parte, parece gozar destruyendo CPDS desde dentro. Cuanta menos gente quede, más pasta para él. Su voracidad es de libro: desde inflar las listas de la campaña de 2022 para justificar gastos fantasma, hasta mangonear los fondos y coches alquilados del partido como si fueran suyos. Un oportunista de manual, fiel solo a su cartera y a los caprichos del jefe.

Lo peor es que el chiringuito de Esono en CPDS cada vez se parece más a la dictadura de Obiang. Usan el miedo como látigo, acusan de traidores a quienes los cuestionan y se mean en la democracia interna. Mientras, CPDS se desangra perdiendo militantes y credibilidad a marchas forzadas.

Está claro que Esono y Nguema Eson son un cáncer para CPDS. Mientras sigan ahí, el partido no tiene futuro y acabará siendo un simple comparsa. La militancia tiene que espabilar: o echan a este tándem o serán cómplices de la muerte de CPDS. El órgano consultivo del partido, aprobado hace más de 10 años, está inactivo. La agrupación de Mujeres que , antes era muy activa ahora está apagada. ¿Por qué será? Nadie responde a esas preguntas, pero saben espiar a los militantes con el único fin de que nadie ha de llevar la contraria a la ejecutiva.

Y ojo, que algunos nos hemos dejado la piel por ellos, sin ser ni militantes ni simpatizantes. Cubrimos sus campañas, les echamos una mano en las elecciones amañadas (que ni se molestaron en denunciar), y hasta nos acusaron, otros grupos de la llamada oposición, de estar comprados con la pasta que CPDS recibió del dictador. Incluso cubrimos su último congreso en Bata minuto a minuto, y todo por «amor al arte». Para que luego digan.

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