La desesperación que se vive en el país ha vuelto enajenados a los guineanos


Por José Eugenio Nsue

Si la Real Academia Española define la enajenación como ‘locura o privación del juicio’ y etimológicamente, situación mental de estar fuera de sí, ajeno a sí mismo, perturbado en el uso de la razón. Dicho de una persona que ha perdido la razón, de una manera permanente o transitoria; se nota entonces que los guineanos de Guinea Ecuatorial, en su gran mayoría, han perdido el juicio, la razón, obran y actúan como zombis; hablan sin pensar ni razonar, viven permanentemente en la inopia. Hace mucho que muchos guineanos dejaron de estar en sus cabales desde los políticos hasta los pueblerinos pasando por los profesionales que se les suponían cuerdos, analíticos, juiciosos como para sacar carreras universitarias u oficios profesionales. No hace falta ser psicólogo o psiquiatra para, viendo el comportamiento y las actuaciones de muchísimos guineanos, llegar a la conclusión de que les falta, carecen de juicio, discernimiento y conciencia.

Primero empezaron con las creencias y la práctica de la brujería; todo lo que les ocurre y sucede lo atribuyen a la brujería: las enfermedades, desgracias o los conflictos intrafamiliares; cualquier fenómeno social adverso… Como los brujos son invisibles y actúan con nocturnidad; nadie admite ni reconoce ser brujo y los que se lo atribuyen y señalan, ellos mismos niegan serlo; entonces, frente a ese argumento no hay nada que hacer, no se puede buscar explicaciones razonadas ni mucho menos científicas o empíricas, solo aceptar la realidad y callar. Después siguieron con las creencias y el convencimiento de que las ciencias ocultas: la magia, la alquimia, la astrología, los chamanes, los marabús, menganga y los sacrificios humanos…, bastaban para cambiar la suerte y el devenir de uno; el esfuerzo, la dedicación, la formación o el trabajo no servían para prosperar sólo era necesario acudir a los marabús, sacrificar un familiar o pariente, matar para ser rico, famoso y lograr ascensos. Más tarde, se convencieron con la llegada del cristianismo de que bastaba con alabar al Señor e invocar a Dios día y noche para que obre el milagro en sus vidas y obtengan todo lo que necesitan. Las iglesias están a rebosar los domingos y festivos. No suficiente con la iglesia católica, el país se ha llenado de otras confesiones religiosas, muchas de ellas de dudosa credibilidad y eficacia; otras son auténticas sectas perniciosas que transgreden la dignidad humana, cosifican a las personas, las utilizan y manipulan.

Hoy por hoy el culto, las ceremonias o celebraciones religiosas de todas las religiones se han convertido en un negocio donde como en el PDGE, hay que pagar, «contribuir», «colaborar» obligatoriamente. Hay padres y madres que dejan a sus hijos hambrientos para ir a dar, pagar el diezmo, dejar el sobre para la primera comunión, el bautizo o la boda; pasan horas y horas en ceremonias de culto y como poseídos o posesos, gritan, jalean, entran en trance, se dejan (las mujeres), manosear los senos o entrepiernas; otros se tumban boca abajo para que les zurren o pisoteen; entregan a los curas y pastores como ofrendas huevos, gallinas, cabras, cajas de alimentos, etc, cuando no son capaces de freirles a sus hijos huevos, sacrificar un cordero para celebrar algún cumpleaños. Todo eso lo hacen, dicen, para ganar el cielo, además de recibir en esta vida las bondades y la misericordia del Señor olvidando que se dijo: «a Dios rogando y con el mazo dando», también se dijo: «no todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos» (Mt.7, 21-23).

La moda actual es bailar el ‘NTONDOBE’ (coro espiritual fang) a cuatro patas. Las mujeres uniformadas, se ponen a cuatro patas y con los culos respingados, los van meneando, bamboleando a la vez que cantan a coro mientras que el director en trance, extasiado, jalea, vitorea al ritmo de los xilófonos y tam tam. Si no fuera porque entonan cantos típicos de ‘NTONDOBE’ que se supone que iban dirigidos para alabar al Señor, a Dios, a los Santos y Apóstoles, se diría que estamos ante un cortejo de apareamiento o ante una ceremonia de orgía. Pot su parte, se ven a los delincuentes de guante blanco con trajes o uniformados confesándose ante las cámaras sin fruncir el ceño, ni inmutarse; reconocen que son chorizos pero a mucha honra y detallan sus actuaciones y procedimientos delectivos como si nada y ante todo el mundo; y los que hacen pasar por periodistas e informadores, obviando todos los códigos deontológicos y violando los derechos inalienables de imagen y privacidad, infocan a esos presuntos infractores, aunque ellos mismos reconocen ser culpables, sin siquiera pixelarles los rostros. Militares que avisan a los extranjeros de las redadas que van a efectuar a cambio de soborno para así librarse de una detención ilegal segura (‘mañana vamos a hacer otra inspección más exhaustiva, no llevaremos uniforme. Estate atento al teléfono, te avisaré para que avises a todos los demás de tu máxima confianza ‘). Se ven a los presos abofeteándose en el patio de una Comisaría hasta quedarse extenuados mientras son jaleados por los guardias correas en mano flagelándoles al mismo tiempo en presencia del Comisario. El actual Presidente interino, heredero de su padre, utiliza las redes sociales que prohíbe al resto de la población para informar sobre la actualidad presidencial y de las decisiones gubernativas pasando por el foro todos los órganos competentes e indicados para esos menesteres.

Todo el mundo ha admitido que esta manera de comportarse y actuar es normal, lo ha asumido como natural.

En un país donde la mayoría de sus habitantes se comporta como enajenados, actúa como zombis y vive como primitivos, ¿cómo puede prosperar, avanzar, desarrollarse? ¿Actúan así por ignorancia, por las represiones y las dictaduras interminables de los parientes Nguema, Macías y Obiang o porque es su naturaleza? ¿Cómo salimos de esta, qué hacemos para que los guineanos recobren la cordura y vuelvan a ser juiciosos y se dejen guiar por la razón y la conciencia?

Parece una misión imposible hoy por hoy.

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

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