Según se ha podido ver en video y audios que circulan por las redes sociales, un «comisario» de seguridad en Teodoro Obiang protagonizó un escandaloso episodio de violencia y abuso de poder. Las imágenes muestran al individuo, identificado como miembro de las fuerzas represoras del régimen de Malabo, involucrado en una trifulca con varias mujeres, momento en el que saca un arma y acciona el seguro, en un acto de intimidación que ha generado indignación y poco temor o nula entre los testigos presenciales.
Los hechos ocurrieron cuando la mujer, quien había alquilado una vivienda, regresaba de la Gendarmería tras denunciar las presiones ilegales para que abandonara la casa. A su llegada, se encontró con el supuesto dueño de la propiedad y su hermano, el comisario, quienes iniciaron una discusión que rápidamente escaló a la violencia. Los audios que circulan revelan que la mujer había alquilado la casa de buena fe, sin saber que era «una propiedad familiar», y que ahora intentan desalojarla para alquilarla a otro inquilino por un mayor precio.
El comisario, en un audio, dice entre otras cosas que «son lesbianas haciendo sus cosas en casa«
El video, que ha causado revuelo en redes sociales, muestra cómo el comisario, aprovechando su posición de autoridad, saca un arma y amenaza a las mujeres presentes. Este acto no solo evidencia el abuso de poder, sino también la impunidad con la que actúan las autoridades en Guinea Ecuatorial. A pesar de que la víctima había buscado ayuda en la Gendarmería, la respuesta fue una citación policial que, lejos de protegerla, facilitó el ataque del comisario y su hermano.
Este caso no es aislado. Refleja una problemática sistémica en un país donde la seguridad y la defensa están centralizadas en la figura del vicepresidente de su padre. Las instituciones, solo existen de nombre pero, sin funcionalidad a excepción de represión máxima, dejando a la población en un estado de vulnerabilidad constante.
El vídeo y audios que circulan en redes sociales no solo exponen un acto de violencia individual, sino que desnudan una problemática sistémica en Guinea Ecuatorial. La «paz reinante» que pregona el gobierno es una ilusión que se desmorona ante los abusos de poder y la impunidad que caracterizan a las instituciones de seguridad.
Cuando los protectores se convierten en verdugos, y cuando la defensa está en manos de una sola familia, la seguridad se convierte en un privilegio reservado para unos pocos, mientras que el miedo y la injusticia son el pan de cada día para la mayoría. Hasta que no haya una rendición de cuentas real y un sistema que priorice los derechos de los ciudadanos sobre los intereses de una casta criminal y corrupta, la verdadera paz seguirá siendo un sueño lejano.
