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Malabo encarga un documental para reescribir la historia nacional



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Por OLBIF
El lunes 19 de mayo de 2025, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitió su fallo sobre el litigio fronterizo entre Gabón y Guinea Ecuatorial, que abarca la delimitación de fronteras terrestres y marítimas, así como la soberanía sobre las islas Mbanié, Conga y Cocotiers.
Pocas horas después de la decisión, el gobierno gabonés difundió un comunicado a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores. Una reacción que, según varios analistas consultados por esta página, resulta políticamente apresurada y carente de la sobriedad que exige un fallo de esta envergadura.
El comunicado gabonés detalla los tres aspectos centrales sometidos al arbitraje de la CIJ: la frontera terrestre, la frontera marítima y la soberanía de las islas en disputa. La Corte consideró válido el Convenio franco-español de 1900 como base de la delimitación terrestre, lo que abre la puerta a una eventual transferencia de territorio desde Guinea Ecuatorial hacia Gabón. Sobre la frontera marítima, la CIJ instó a ambos países a abrir un proceso de negociación bilateral. En cuanto a la soberanía de las islas Mbanié, Conga y Cocotiers, la Corte la otorgó a Guinea Ecuatorial.
En su declaración, Libreville manifestó su “compromiso con el derecho internacional” y se mostró “dispuesta a negociar los tres aspectos de la decisión”.
Aunque el reconocimiento de la decisión por parte de Gabón se ajusta a las normas diplomáticas, la celeridad con la que se difundió el comunicado oficial no ha pasado desapercibida. Tratándose de una disputa con más de cinco décadas de historia, la rapidez con la que reaccionó Libreville ha generado dudas legítimas sobre sus verdaderas intenciones.
Fuentes guineoecuatorianas que pidieron el anonimato consideran que Gabón se ha precipitado y que la postura más prudente habría sido limitarse a acatar el fallo y abrir un espacio para la reflexión. “Parece más un gesto de presión solapada a una amenaza que una muestra de respeto institucional”, comenta uno de los analistas consultados, quien interpreta el comunicado como un intento de marcar terreno ante su propia opinión pública y enviar un mensaje ambiguo a Malabo.
Además, la disposición gabonesa de “negociar los tres puntos” ha sido recibida con escepticismo. Hay quienes creen que se trata más bien de un movimiento estratégico dirigido al consumo interno, que de un ofrecimiento genuino de diálogo binacional.
Lo cierto es que el fallo de la CIJ representa un momento clave en la compleja relación entre ambos países. Pero la forma y el tono del comunicado gabonés sugieren que Libreville busca tomar la delantera en la narrativa regional, posiblemente para influir en la futura mesa de negociaciones.
Ahora queda por ver si el gobierno de Guinea Ecuatorial responderá con mesura o si optará por interpretar este gesto como una provocación diplomática. Lo que está claro es que la disputa territorial, lejos de haberse cerrado, entra ahora en una fase aún más delicada.