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Por José Eugenio Nsue
Otra de las nefastas herencias que nos van a dejar los dos regímenes criminales y cleptocráticos de los parientes Nguema, es la violencia generalizada e institucionalizada. El país respira la violencia, está sumido en la violencia y se vive con y de la violencia.
La violencia es un tipo de interacción entre individuos o grupos, presente en el reino animal, por medio de la cual un animal o grupo de animales, intencionalmente causa daño o impone una situación, a otro u otros animales (Wikipedia). Queda claro entonces que la violencia pertenece al reino de los animales que son especies que no tienen desarrollado el raciocinio (razón, facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad); en efecto, los animales carecen de todas esas cualidades o capacidades de entendimiento; los animales no razonan ni pueden discernir, actúan por el instinto; en cambio, el género humano siendo igual de animal, pero es un animal racional y espiritual; se le presupone que posee la capacidad para pensar, razonar, reflexionar, actuar en consecuencia por lo que la violencia no debe ser su modus operandi; no ha de haber lugar entre las personas y las sociedades civilizadas.
Resulta que en Guinea Ecuatorial la violencia es el saludo, el desayuno, el almuerzo y la cena de todos los días; no se sabe a cuál peor:
Hay muchos factores que hacen que la mujer guineana sea infravalorada, por ejemplo la dote: aceptar que se pague por ella cada vez grandísimas cantidades de dinero en señal del amor que cree que se le tiene lo único que consigue es que sea considerada como producto; la poligamia: aceptar ser la segunda, tercera, quinta o décima esposa y permitir que el marido se case con otras es una muestra de debilidad, un reconocimiento implícito de su inferioridad al permitir compartir la pareja; la dependencia económica: muy pocas mujeres africanas tienen trabajos remunerados o son autónomas; muchas dependen económicamente de sus parejas, viven en los pueblos y casas de esos por eso aceptan cualquier condición y situación por no verse literalmente en la calle…, todo ello hace que ellas sean vulnerables pero no por eso deben ser tratadas como esclavas ni torturarlas como estamos oyendo y viendo últimamente en los audios, fotos o vídeos; mujeres quemadas, apaleadas o con brechas abiertas en la cabeza sin contar los moratones. Ellas sufren todas esas violencias solas e ignoradas tanto por los legisladores que no creen que esté sea un tema importante, por las autoridades que son colaboradores necesarios en esos tratos vejatorios hacia las mujeres, son ellas mismas agresores en primer grado y también por el pueblo en general que ve normal y necesario el maltrato hacia ellas como una herramienta de disciplina; además, ellas mismas lo consienten, lo justifican y a penas se quejan no se sabe si porque padecen del síndrome de Estocolmo, o por la miseria y pobreza de sus procedencias, o por el sadismo que sufren los hombres y mujeres del país.
Esperamos que no volváis a preguntar por qué afirmamos que Guinea Ecuatorial es una jungla cuando lo que reina en ella es el uso de la violencia; no saben ni pueden vivir sin la violencia y todo ahí se soluciona con la violencia. El raciocinio se lo ha cargado el diablo en este país por eso les cuesta a los civilizados, a los humanos vivir en esta selva. Va a costar devolver la civilización a este país e intentar humanizar a esas especies con apariencia humana.
Así lo digo y así lo pienso; ¿qué os parece?