Entre la violencia institucional,la callejera y la machista, Guinea Ecuatorial cada vez en el abismo


Por José Eugenio Nsue

Otra de las nefastas herencias que nos van a dejar los dos regímenes criminales y cleptocráticos de los parientes Nguema, es la violencia generalizada e institucionalizada. El país respira la violencia, está sumido en la violencia y se vive con y de la violencia.

La violencia es un tipo de interacción entre individuos o grupos, presente en el reino animal, por medio de la cual un animal o grupo de animales, intencionalmente causa daño o impone una situación, a otro u otros animales (Wikipedia). Queda claro entonces que la violencia pertenece al reino de los animales que son especies que no tienen desarrollado el raciocinio (razón, facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad); en efecto, los animales carecen de todas esas cualidades o capacidades de entendimiento; los animales no razonan ni pueden discernir, actúan por el instinto; en cambio, el género humano siendo igual de animal, pero es un animal racional y espiritual; se le presupone que posee la capacidad para pensar, razonar, reflexionar, actuar en consecuencia por lo que la violencia no debe ser su modus operandi; no ha de haber lugar entre las personas y las sociedades civilizadas.

Resulta que en Guinea Ecuatorial la violencia es el saludo, el desayuno, el almuerzo y la cena de todos los días; no se sabe a cuál peor:

  1. Si la violencia institucionalizada; el único lenguaje que sabe el Gobierno y todas las instituciones y administración guineanos, es el uso de la violencia; los cuerpos y fuerzas de la seguridad del Estado tienen licencia para agredir, torturar y hasta matar en nombre de ‘ Su Excelencia’. La penúltima crueldad de esos anormales que se llaman agentes ha sido el chico maltratado mortalmente en Guantánamo (Comisaría de Bata) la semana pasada al que habrían roto el cuello y fue entregado a su madre con el cuello hinchado que murió horas después; era de Akonibe (Wele Nzas), muy conocido porque su padre fue o es militante de la opositora formación política C.I. (Ciudadanos por la Innovación), dicen. Otra prueba del uso de la violencia desmesurada por el régimen es la destrucción o demolición selectiva y premeditada que Pascual Bailón, Primer Ministro del reino de Akoakam, está llevando a cabo en el país por mandato de su puto amo, el rey Obiang; sin aviso y sin alternativa, el régimen determina demoler las edificaciones de los pobres e indefensos para ¿embellecer? la imagen del país dejando literalmente en la calle a familias enteras, niños, ancianos y mujeres entre ellos. En cualquier administración a la que se dirige uno, nunca se escuchará: ‘por favor’, ‘siéntese’, ‘¿qué desea usted?’, ‘¿en qué puedo servirle?’; solo gritos, malos gestos y el uso abusivo de los imperativos para dar órdenes. Desde el aeropuerto a la salida o llegada, el trato que recibe las personas les dice que han llegado a una jungla, no en una sociedad civilizada.
  2. La violencia callejera: llevamos toda esta semana con aluviones de audios, vídeos e imágenes en los que los ciudadanos se quejan de la presencia de numerosos grupos de adolescentes y no tan adolescentes machetes a mano, algunos con pasamontañas paseando en plena luz del día macheteando a todos los que se cruzan con ellos si esos no les dejan móviles, dinero o bolsos; algunas agresiones se producen en presencia de los uniformados (policías, militares y gendarmes) sin que esos hagan nada. Cada vez la inseguridad se ha adueñado de las calles de las ciudades de todo el territorio; los ciudadanos se ven impotentes, abandonados a su suerte y desamparados; ya no se puede salir por la noche ni siquiera acompañado, tampoco se está seguro en las propias casas; muchos prefieren ir a sus poblados pero ahí tampoco están ni seguros ni a salvos. Todo el país es un clamor: Guinea Ecuatorial es invivible, todo el mundo tiene miedo, nadie está a salvo y el Gobierno (las autoridades), ni está ni se le espera; hasta muchos afirman que los grupos de delincuentes que pululan por el país lo forman los mismos agentes de la (in) seguridad o son protegidos por esos para repartir el botín.
  3. Violencia machista: el continente africano lleva el sambenito de ser un continente tremendamente machista; el dominio del hombre sobre la mujer es abrumador y puede parecer hasta inhumano si no se tiene en cuenta la idiosincrasia; pero tradicionalmente nunca la violencia, la tortura física y psíquica, los golpes e insultos hacia las mujeres fueron un valor familiar en muchas culturas como la Fang, hasta que tras la independencia de 1968 y la llegada al poder de los Nguema, con ellos la institucionalización de la violencia, la agresividad y la brutalidad con ellos las mujeres empezaron a ser brutalmente maltratadas, infravaloradas y abusadas. Ante esta situación, ¿cómo se puede ayudar entonces a las mujeres africanas, sobre todo guineanas para ser respetadas, consideradas y valoradas cuando ellas mismas se dejan pisotear y no luchan por sus derechos?

Hay muchos factores que hacen que la mujer guineana sea infravalorada, por ejemplo la dote: aceptar que se pague por ella cada vez grandísimas cantidades de dinero en señal del amor que cree que se le tiene lo único que consigue es que sea considerada como producto; la poligamia: aceptar ser la segunda, tercera, quinta o décima esposa y permitir que el marido se case con otras es una muestra de debilidad, un reconocimiento implícito de su inferioridad al permitir compartir la pareja; la dependencia económica: muy pocas mujeres africanas tienen trabajos remunerados o son autónomas; muchas dependen económicamente de sus parejas, viven en los pueblos y casas de esos por eso aceptan cualquier condición y situación por no verse literalmente en la calle…, todo ello hace que ellas sean vulnerables pero no por eso deben ser tratadas como esclavas ni torturarlas como estamos oyendo y viendo últimamente en los audios, fotos o vídeos; mujeres quemadas, apaleadas o con brechas abiertas en la cabeza sin contar los moratones. Ellas sufren todas esas violencias solas e ignoradas tanto por los legisladores que no creen que esté sea un tema importante, por las autoridades que son colaboradores necesarios en esos tratos vejatorios hacia las mujeres, son ellas mismas agresores en primer grado y también por el pueblo en general que ve normal y necesario el maltrato hacia ellas como una herramienta de disciplina; además, ellas mismas lo consienten, lo justifican y a penas se quejan no se sabe si porque padecen del síndrome de Estocolmo, o por la miseria y pobreza de sus procedencias, o por el sadismo que sufren los hombres y mujeres del país.

Esperamos que no volváis a preguntar por qué afirmamos que Guinea Ecuatorial es una jungla cuando lo que reina en ella es el uso de la violencia; no saben ni pueden vivir sin la violencia y todo ahí se soluciona con la violencia. El raciocinio se lo ha cargado el diablo en este país por eso les cuesta a los civilizados, a los humanos vivir en esta selva. Va a costar devolver la civilización a este país e intentar humanizar a esas especies con apariencia humana.

Así lo digo y así lo pienso; ¿qué os parece?

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