La reciente noticia sobre la selección de estudiantes de California para representar a Guinea Ecuatorial en un concurso de la ONU, publicada en un diario digital afín al régimen de Malabo, ha causado asombro y desconcierto. La imagen, que ha sido difundida ampliamente, muestra al embajador guineano en Estados Unidos, Crisantos Obama Ondo, sonriente y complacido, junto a jóvenes estadounidenses que asumirán una responsabilidad que, en teoría, debería recaer en manos de estudiantes guineoecuatorianos. Esta decisión evidencia una falta de confianza en la capacidad de los jóvenes del país y en la calidad de la educación nacional, mientras el gobierno insiste en proclamar sus supuestas inversiones en el sector educativo.
La paradoja es evidente. El PDGE declara en sus comunicados que trabaja por el desarrollo de la juventud, pero en la práctica opta por relegar a los estudiantes nacionales, favoreciendo a jóvenes extranjeros. Esto sugiere que el propio régimen admite, de manera implícita, que su sistema educativo no es lo suficientemente sólido como para formar a ciudadanos que puedan representar al país en eventos internacionales.
El embajador Crisantos Obama Ondo, al recurrir a estudiantes “mercenarios” en lugar de promover el talento local, no solo envía un mensaje de desprecio hacia los estudiantes de Guinea Ecuatorial, sino que también repite patrones que él mismo ha aplicado en el pasado para ser nombrado embajador; patrones que le valieron el apelativo de «Ondo Ébola«. Obama Ondo utilizó previamente a un testigo de dudosa credibilidad(«Cullibaly«) para implicar a opositores políticos y disidentes en un supuesto complot terrorista, acusándolos de intentar introducir un enfermo de ébola desde Liberia para causar una catástrofe en la Copa Africana de Naciones (CAN). Esta manipulación de los hechos revela la predisposición de las autoridades guineoecuatorianas a emplear “mercenarios” de cualquier tipo para proteger los intereses del régimen.
La ironía es aún mayor si consideramos que muchos de los hijos de la élite guineana estudian en prestigiosas universidades del extranjero, financiados por el Estado, pero tampoco asumen el rol de representar al país. ¿Por qué no acuden estos jóvenes privilegiados, que han recibido una educación de alta calidad, para representar a Guinea Ecuatorial? La respuesta parece clara: ni siquiera ellos quieren exponerse a ser los rostros de un sistema del que, en el fondo, son conscientes de sus fallas.
Para el rector de la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial (UNGE), esta decisión debería ser una afrenta. Permitir que se elija a extranjeros para representar al país es una declaración pública de desconfianza en el nivel académico y en la formación que ofrece la UNGE. Este tipo de desprecio no solo desmoraliza a los estudiantes nacionales, sino que además confirma la desconexión de la élite con las necesidades y aspiraciones de la juventud nacional.
Al publicar esta noticia en medios afines al régimen, el gobierno parece buscar una aprobación forzada y pretender que este tipo de representación extranjera es algo positivo. Sin embargo, el mensaje que realmente se transmite es que el régimen prefiere confiar en “representantes importados” y manipulaciones externas para sostener su imagen en el ámbito internacional, en lugar de fortalecer a sus propios jóvenes.
El rector de la UNGE y otras figuras educativas del país deberían pronunciarse y exigir oportunidades para nuestros estudiantes o para su dignidad, dimitir. Este tipo de acciones, promovidas y celebradas por el gobierno, solo profundizan la desconfianza en las capacidades nacionales y refuerzan la dependencia del régimen hacia “mercenarios” de cualquier tipo, ya sean académicos, militares o testigos manipulados.
Guinea Ecuatorial debe apostar de forma auténtica por su juventud y su educación, para que sus ciudadanos puedan representarla dignamente sin recurrir a “representantes prestados” que ocultan una realidad de la que el propio gobierno parece avergonzarse.
Son asi de patriótas ésos energúmenos que nos tocaron en suerte