El tercer día del juicio por la venta del ATR de CEIBA Intercontinental ha revelado la desorganización y las maniobras oscuras que caracterizan al régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo. Hoy, los ex directores de CEIBA tomaron la palabra, pero lo que presenciamos fue un desfile de incoherencias y desatinos.
Luciano Esono Bitegue, quien solo dirigió la compañía por tres meses, aportó poco. Sin embargo, fue el Comandante Cruz Nguema quien destapó la magnitud del caos que heredó: aviones varados, pilotos sin licencias y rutas bloqueadas. Pese a esto, en un año y cuatro meses, logró reactivar la aerolínea, poniendo en vuelo tres aviones y renovando licencias, solo para ser destituido abruptamente por Fortunato Ofa Mbo en favor de una directora ruandesa, sin justificación alguna.
La intervención del Director de la Gendarmería, convocado para confirmar las acusaciones de malversación, añadió más confusión. La atestación que presentó carecía de firma, lo que provocó la incredulidad de la defensa. La fiscalía y la mesa del juicio quedaron en evidencia, mostrando una vez más la falta de seriedad en este proceso.
El técnico de auditoría no aportó claridad, revelando que los ex directores nunca participaron en las auditorías que los acusaban siendo notificados solo de lo que faltaba en sus gestiones.
Finalmente, Bonifacio Obiang Esono, quien afirmó haber «ayudado» a CEIBA desde 2012, resultó ser socio de hasta cinco empresas que trabajaban con la aerolínea, dejando dudas sobre su verdadero papel en la empresa.
Este juicio, lejos de buscar justicia, parece centrarse en encontrar chivos expiatorios. Los SIN VOZ exigen que se señale a los verdaderos culpables: los miembros del consejo de administración y el Departamento Financiero, con Fausto Abeso Fuma a la cabeza.
Lo que estamos presenciando es, sencillamente, un absurdo.