Donald Trump ha cortado también la financiación a Guinea Ecuatorial

¿Y SI ESE «ABORRECIDO» POR EUROPA RESULTA SER EL QUE ACABE CON EL ETERNO RÉGIMEN CRIMINAL DE OBIANG Y FAMILIA?

Por José Eugenio Nsue

Esos días mi hija me preguntó que qué me hacía falta para ser plenamente feliz. Le contesté que yo hubiera sido mucho más feliz, si fuera analfabeto e iletrado como mis padres, que vivieron sin saber leer ni escribir; ellos nunca fueron conscientes de que eran unos afortunados; lo de que el conocimiento es poder (scientia potentia est) de Francis Bacon, como nos lo quieren vender, no es más que una falacia. Mi hija, sorprendida y desconcertada con mi rotunda e inesperada respuesta, siguió preguntándome por qué asociaba mi felicidad o la felicidad con la incultura y el analfabetismo. Le expliqué que yo me arrepentía de haber aprendido a leer y escribir, estudiar una carrera universitaria y para el colmo, haber viajado y quedarme a vivir en el exilio porque, cuanto más sabes leer y escribir, más te informas, lees, ves, oyes y descubres cosas, fenómenos que ocurren; más despierta en ti la curiosidad, terminas preguntando el por qué de las cosas, cómo el ser humano es capaz de lo bueno y lo malo, de hacer tantos inventos positivos para el bienestar humano y al mismo tiempo cometer tantas atrocidades y locuras. Al no tener respuestas ni tampoco poder hacer nada para cambiar el mundo o mejorar la vida de los tuyos, te comes el coco, te atormentas. El saber te vuelve inquieto, inconformista y preguntón. Quieres saber más, encontrar respuestas y explicaciones. Esta impotencia de querer y no poder, preguntas sin respuestas, te hace infeliz. En cambio los analfabetos, como mis padres, no tenían esas preocupaciones, vivían el día a día y no se hacían preguntas metafísicas o existenciales; su principal preocupación era alimentarse, su entorno y su hábitat.

El caso de Guinea Ecuatorial me está desbordando, puede conmigo, no alcanzo a entender lo que pasa. Este país es conocido internacionalmente como un estado fallido, su régimen no respeta los DDHH además, es autocrático (la familia Obiang es la Ley Suprema, dicta las normas y está por encima del bien y el mal), nepotista (el Estado se ha convertido en una suerte de agencia de colocación para enchufar a todos los familiares, parientes y amigos del dictador), criminal (los secuestros, las torturas y los encarcelamientos arbitrarios y juicios sin garantías están a la orden del día; finalmente, se trata de un régimen totalmente corrupto. La corrupcion en Guinea Ecuatorial está institucionalizada y es bendecida y recomendada por los que mandan, o sea, los Obiang; además, esos pasan del pueblo, roban a cara descubierta los tesoros y recursos públicos para despilfarrarlos en Occidente comprando inmuebles, yates, aviones y abriendo cuentas bancarias para ocultar cientos de millones. Los hijos de Obiang son el claro ejemplo de lo que aquí se afirma siendo el primogénito, actual Vicepresidente de su padre, Teodoro NGUEMA OBIANG, la prueba irrefutable; él ha sido denunciado, juzgado y condenado por corrupción, apropiación indebida y despilfarro de los recursos del Estado en Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Suiza, Brasil y Sudáfrica, de momento.

A pesar de ello, los gobiernos democráticos occidentales, así como los Organismos e Instituciones Internacionales, han seguido dando dinero a los gobiernos de Obiang, financiando proyectos y dándoles préstamos sin tener garantías de que lo que dan y hacen van dirigidos a las mejoras y desarrollo de la población y el país o para la modernización de la administración pública, ni que serán devuelto. A los Obiang no les importa endeudar al país para que las futuras generaciones sean los que lo paguen.

Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, como las Agencias de Naciones Unidas, saben muy bien que la Guinea Ecuatorial de los Obiang nunca cumple sus acuerdos ni devuelve los préstamos. Ellos, Occidente y China tampoco se han preguntado cómo era posible que un país con ingentes cantidades de ingresos procedentes de la explotación del petróleo sin contar los ingresos por la madera, pesca y los minerales; Guinea Ecuatorial ha llegado a ser uno de los primeros países de África con mayor renta per capita; en cambio acudía al mismo tiempo a pedir préstamos, ¿dónde iban los ingresos obtenidos, qué hacían con ellos?

Lejos de exigir al régimen criminal de los Obiang que justifique cómo administra los recursos que el petróleo, la madera, la pesca y los minerales producen, si son destinados al beneficio y desarrollo del país, han visto en él una oportunidad para hacer negocios y explotarlo aún más por eso han preferido mantenerlo en el poder porque les beneficia. Mientras sigan los Obiang en el poder, todos los aventureros, sin escrúpulos y desalmados, los José Bono, José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Ángel Moratinos, José Luis Ábalos, Gustavo de Arístegui… de turno dónde ir como buitres a aprovecharse sin que les importe la situación de los pobladores del país, si se respeta o no los Derechos Humanos. O creían haber encontrado el Dorado hasta que ha llegado Donald Trump, otro avispado y listo más que el hambre.

En algo más de 2 meses que Trump lleva en el poder en su segundo mandato, ha sacudido el mundo, ha roto todos los acuerdos que el Occidente había ido tegiendo para blindarse frente al Tercer Mundo para seguir explotándolo como en la época de las colonizaciones, hasta la OTAN está en serio peligro porque dice que Estados Unidos no puede seguir financiando y poniendo a sus hijos en boca de cañón para la seguridad de Europa; si los europeos quieren vivir en paz y seguros, que se lo paguen ellos y manden a sus hijos a protegerlos. Sus amenazas arancelarias y la eliminación de los proyectos como el que ha suspendido en Guinea, así como la prohibición de los hijos, familiares y los mismos dirigentes y corruptos africanos de ir a hacer negocios, comprar inmuebles o estudiar en el suelo norteamericano mientras él sea Presidente, si es cierto, puede ser el principio del fin de la era de los Obiang.

Como se suele decir vulgarmente: nunca llueve a gusto de todos, no hay mal que por bien no venga. Donde menos pensábamos ni esperábamos los guineanos, ahí nos puede saltar la liebre. Estemos atentos y esperanzados; igual el huracán Trump puede llevar por delante a Obiang y los suyos como daños colaterales para nuestra mayor gloria.

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?