CPDS: Cómplice útil de una dictadura disfrazada de democracia


El comunicado emitido por Convergencia para la Democracia Social (CPDS) tras la reunión de su Secretario General con el Ministro de Justicia, Culto y Derechos Humanos del gobierno de Teodoro Obiang, es un insulto a la lucha por la libertad y la dignidad en Guinea Ecuatorial. En un país gobernado por un régimen que reprime sin piedad y mantiene al pueblo bajo un estado de terror permanente, la tibieza y la complicidad implícita de CPDS con el sistema autoritario resultan inaceptables.

Mientras los presos políticos languidecen en cárceles infrahumanas y la represión se recrudece, el secretario general de CPDS, Andrés Esono Ondo, se sienta con los verdugos del régimen a intercambiar formalidades «cordiales». En lugar de exigir justicia con firmeza y denunciar la brutalidad del sistema, Esono se contenta con escuchar vagas promesas y excusas burocráticas como «estudiar los casos» o «informar a los partidos políticos». Estas palabras vacías, repetidas hasta el hartazgo por el gobierno, no resuelven nada y solo perpetúan la miseria de los afectados.

Es difícil no cuestionar las intenciones de CPDS. ¿A qué juega este partido? En lugar de asumir un rol claro como oposición, parece más preocupado por ser el interlocutor domesticado que el régimen necesita para simular un barniz democrático ante la comunidad internacional. Participar en procesos electorales amañados, aceptar leyes que consolidan la desigualdad entre los partidos y asistir a reuniones que solo sirven para blanquear la dictadura no es estrategia política, es complicidad.

En 2017, CPDS participó en unas elecciones sin recibir un solo céntimo de financiación, validando un proceso diseñado para humillar a la oposición. Ahora, dialoga con el régimen sobre derechos humanos mientras los activistas y abogados que intentan ejercer su labor son inhabilitados o encarcelados. Este patrón de incoherencia y sumisión envía un mensaje claro: CPDS no está luchando por el cambio, está jugando el juego del régimen.

Lo más grave es el daño que esta actitud provoca al pueblo. Cada palabra neutral en el comunicado, cada gesto de «mutuo respeto» con el régimen, refuerza el aparato de opresión y traiciona las esperanzas de quienes arriesgan sus vidas para denunciar las injusticias. CPDS se ha convertido en el cómplice útil de un sistema que perpetúa la miseria, un engranaje más en la maquinaria de la dictadura.

Si Andrés Esono y su partido no tienen la valentía de enfrentarse al régimen con claridad y determinación, harían mejor en apartarse. La lucha por la democracia no necesita actores secundarios que legitimen el autoritarismo disfrazado de diálogo. En Guinea Ecuatorial no hay espacio para una oposición que se rinde antes de empezar. La historia juzgará con dureza a quienes traicionen la causa de la libertad, y CPDS, con cada paso que da, parece caminar directo hacia ese juicio.

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