¿Qué está ocurriendo con el comercio exterior de Guinea Ecuatorial?


El comercio exterior de Guinea Ecuatorial está envuelto en un velo de misterio y opacidad que plantea preguntas urgentes sobre la transparencia y las implicaciones internacionales de sus operaciones. La reciente aparición de bauxita en las cifras de exportación de un país que no produce este mineral ha encendido las alarmas y ha dado lugar a diversas hipótesis. Entre ellas, un análisis del economista Fernando Abaga Edjang, publicado en su perfil de Facebook, sugiere una posible conexión con maniobras destinadas a eludir sanciones internacionales, lo que podría situar a Guinea Ecuatorial en el epicentro de una compleja red de intereses globales y regionales.

En su exposición, Abaga Edjang recuerda un caso similar en Gambia, donde se descubrió una infiltración de petróleo ruso a pesar de que este país no es productor de crudo. Las sanciones impuestas a Rusia por la administración Biden llevaron a una compleja red de traspaso, en la que altos funcionarios gambianos habrían recibido ingentes sumas para facilitar estas maniobras. De igual manera, la bauxita que aparece en las exportaciones de Guinea Ecuatorial, añade el economista, podría estar vinculada a operaciones similares.

Guinea Ecuatorial no figura entre los países productores de bauxita. En África, sólo Guinea Conakry, Ghana, Mozambique y Sierra Leona producen este mineral en volúmenes enormes. Todos estos países operan en condiciones de relativa transparencia y no parecen necesitar de terceros países para comercializar sus recursos. Sin embargo, Rusia, uno de los diez mayores productores de bauxita a nivel mundial, enfrenta severas sanciones internacionales que dificultan sus exportaciones directas.

Según el razonamiento de Abaga Edjang, la presencia de bauxita en las exportaciones de Guinea Ecuatorial podría deberse a un esquema de reexportación. Barcos cargados con este mineral llegarían al país sin ser registrados como importaciones, para luego ser reexportados bajo el rótulo de producción local. Esto podría incluso vincularse con registros de importaciones de cobre desde Zambia, otro mineral que Guinea Ecuatorial no procesa ni transforma.

La hipótesis sugiere que estas maniobras podrían formar parte de una estrategia rusa para sortear las sanciones internacionales. En este contexto, la creciente colaboración entre Rusia y Guinea Ecuatorial, reminiscentes de los lazos en la época de Macías Nguema, plantea interrogantes sobre los términos de esta relación. ¿Qué estaría recibiendo Guinea Ecuatorial a cambio? Armas, asistencia técnica o incluso apoyo político podrían formar parte del acuerdo.

Abaga Edjang concluye con una dura reflexión: “El régimen debe una explicación al pueblo. Porque, cuando los elefantes pelean, las hierbas sufren”. La falta de transparencia en las operaciones comerciales y las posibles implicaciones internacionales podrían acarrear graves consecuencias para un país ya sometido a múltiples crisis.

La interrogante sobre la conexión entre estas actividades y las crecientes importaciones de cobre desde Zambia sigue abierta. Sin una industria metalúrgica local que justifique este tráfico, los datos señalan hacia un entramado mayor. Mientras tanto, el pueblo de Guinea Ecuatorial sigue viviendo en la miseria a la vez que ve a la familia dictatorial vivir a los Epulón en vídeos que ellos mismos hacen circular como diciendo: «Estamos aquí y hacemos lo que queremos porque sois cobardes y no daremos explicaciones a nadie».


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