Las expulsiones en Guinea Ecuatorial: ¿es el cónsul de Ebolowa un pirómano oportunista?

Justo cuando cientos de cameruneses, entre otros ciudadanos extranjeros, están siendo brutalmente expulsados de Guinea Ecuatorial, despojados de sus pertenencias y algunos torturados, se está arrojando una luz sobre el turbio papel del Consulado de Guinea Ecuatorial en Ebolowa. La carta alarmista enviada por el Cónsul al Ministro de la Presidencia, encargado de la Seguridad Exterior en Malabo revela un planteamiento cuando menos singular, que suscita serias dudas sobre sus motivaciones y desastrosas consecuencias.

Por OLBIF

En lugar de recurrir a los canales diplomáticos habituales, especialmente el Ministerio de Asuntos Exteriores, el cónsul de Ebolowa optó deliberadamente por ponerse en contacto directamente con el pilar de la arbitrariedad del régimen notoriamente paranoico. Bajo el pretexto de alertar de la presencia de tres chadianos armados en una zona sensible, el diplomático inventó un escenario que provocaba ansiedad, refiriéndose a otros individuos dispersos por el bosque sin aportar la menor prueba tangible. Este enfoque, teñido de un alarmismo sospechoso y transmitido con las palabras «URGENTE» y una instrucción a los inspectores fronterizos para que sean discretos, se parece extrañamente a una maniobra oportunista destinada a ganarse el favor del régimen de Malabo.

Sabiendo que Teodoro Obiang Nguema es conocido por su intranquilidad ante la más mínima sospecha de desestabilización y su propensión a recompensar generosamente a quienes le informan de tales amenazas, la actitud del cónsul parece cínica e interesada. Al explotar la seguridad de un Estado vecino en beneficio propio,ya sea en forma de promoción o de subvenciones financieras, no se está posicionando como facilitador de buenas relaciones bilaterales, sino como agente de inteligencia no oficial, inmiscuyéndose en áreas que no entran dentro de sus prerrogativas consulares.

La consecuencia directa de este planteamiento alarmista y potencialmente fabricado es la oleada de expulsiones masivas que ha afectado indiscriminadamente a cientos de extranjeros, muchos de ellos cameruneses. Estos últimos, que llegaron traumatizados a la frontera de Kye-Ossi, relatan detenciones inhumanas, torturas y la confiscación de todas sus pertenencias. Irónicamente, estos mismos cameruneses, ahora reducidos a la miseria y privados de sus pertenencias personales, quizá deberían dirigir sus quejas al consulado de Ebolowa, punto de partida de un engaño de trágicas consecuencias.

Es impensable que un representante consular, que se supone que trabaja para proteger a los nacionales de su país y promover unas relaciones armoniosas, se preste a tales manipulaciones. O bien el cónsul de Ebolowa ignora la verdadera naturaleza de su misión, o bien la pervierte a sabiendas en busca de reconocimiento y beneficios de un régimen cuya brutalidad hacia los extranjeros no es ningún secreto. Enviar una alerta de seguridad directamente al jefe del Estado, saltándose los canales diplomáticos, demuestra el deseo de maximizar el impacto de su «información», esté bien fundada o no.

Así pues, la estupidez de estas expulsiones masivas se debe en parte a un documento orientado hacia la paranoia de seguridad del régimen de Guinea Ecuatorial, más que a una evaluación objetiva de la situación.

Los cameruneses expulsados, víctimas colaterales de esta dudosa maniobra consular, tienen derecho a pedir cuentas a quienes, con su celo interesado, han contribuido a su desgracia. El consulado de Ebolowa, lejos de ser un lugar de recurso, parece ser el epicentro de una maquinación de consecuencias humanas desastrosas.