De la riqueza petrolera a la mendicidad diplomática


Hubo un tiempo en que Guinea Ecuatorial fue símbolo de esperanza para muchos en africanos. Con su riqueza petrolera, el país parecía destinado a convertirse en un ejemplo de prosperidad y desarrollo. Pero esa esperanza se desmoronó bajo el peso de la codicia y la corrupción.Hoy, el mismo Gobierno que tuvo en sus manos miles de millones de dólares recorre el mundo como un mendigo, anunciando alianzas estratégicas que no convencen ni a los más optimistas.

El reciente anuncio de una «alianza estratégica» con Uganda no es más que el último acto de un teatro político que pretende ocultar una verdad insostenible: el país está en ruinas. Los sectores que ahora prometen desarrollar –agricultura, turismo e infraestructuras– son los mismos que fueron olvidados durante años de despilfarro y negligencia. Mientras tanto, el pueblo, que alguna vez soñó con un futuro mejor, lucha por sobrevivir en medio de la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades.

Lo que resulta más indignante es la hipocresía de quienes ahora posan como salvadores. Son los mismos que dilapidaron la riqueza nacional en mansiones, putas, coches de lujo y cuentas bancarias en el extranjero. Y ahora, con un cinismo desconcertante, pretenden hacer creer al pueblo de que están construyendo un nuevo futuro, cuando el único objetivo es prolongar la agonía.

Este es un acuerdo vacío más que Guinea Ecuatorial anuncia sabiendo que no tiene continuidad alguna. Unas alianzas estratégicas que solo sirven como espectáculo para los titulares.

El país precisa de gobernantes competentes y honestos, un sistema justo y una visión que priorice a las personas por encima de los intereses personales. Mientras los responsables de este desastre sigan al mando, no habrá plan, tratado ni promesa que pueda salvar a Guinea Ecuatorial. Es hora de que los mismos que lo destruyeron se aparten, porque un pueblo no puede prosperar mientras quienes lo empobrecieron se aferren al poder. No se puede construir un futuro sobre cimientos podridos.

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Un comentario

  1. De charlatanes en un ayer no lejano a salvavidas en un presente. Ni siquiera han sido capaces de formarse, que lastima.
    El oro negro ha sido una maldición en un país donde los autodenominados dirigentes son incapaces de escribir correctamente.
    Los esclavos que llegaron del extranjero no han hecho otra cosa que llenarse los bolsillos .
    Los tontorin, sátrapas, fulanas, y mendigos der ayer son los que se pavonean con coches caros, casas lujosos, y por ahí van contando sandeces.
    Mi pregunta es: como pueden ustedes pueden seguir gastando tiempo, sueno con todo este barullo de locos y megalómanos que son nada menos que pacientes que sufren de trastornos mentales.
    Es hora de organizar otra cosa que vivir pendiente de las ignominias de esta gentuza.

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