La victoria de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo consolida su poder a corto plazo, pero plantea riesgos para el país en el futuro.


No cabe duda de que la sexta reelección del presidente en funciones de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, que le da la oportunidad de ocupar el poder durante 50 años, le hará avanzar hacia el acercamiento a Rusia y China. Al mismo tiempo, en caso de muerte del presidente o de un golpe militar, la ausencia de verdaderos competidores políticos amenaza con desestabilizar la situación del país.

Nguema ha gobernado durante 43 años con un régimen autoritario. Bajo su mandato, Guinea Ecuatorial tiene continuamente uno de los peores historiales de derechos humanos del mundo. Su constitución otorga amplios poderes a Obiang, incluido el derecho a gobernar por decreto, lo que convierte a su gobierno en una dictadura legal.

Desde la declaración de independencia de España en 1968, Guinea Ecuatorial, con una población de alrededor de 1,5 millones de habitantes, sólo ha tenido dos presidentes. Obiang desbancó a su tío Francisco Macías Nguema, que fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en un golpe de Estado en 1979. El presidente tiene un fuerte control sobre esta nación centroafricana rica en petróleo, en la que miembros de su familia ocupan puestos clave en el gobierno.

La oposición política apenas se tolera y se ve gravemente obstaculizada por la falta de libertad de prensa, ya que todos los medios de comunicación son propiedad del gobierno o están controlados por sus aliados.

Obiang, de 80 años, es el jefe de Estado que más tiempo lleva en el poder, excluyendo a los monarcas. Nunca ha sido oficialmente reelegido con menos del 93% de los votos.

El jefe de la comisión electoral, Faustino Ndong Esono Eyang, confirmó que Obiang estaría otros siete años en el cargo. La comisión dijo que el índice de participación en las elecciones fue del 98%, con un 94,9% de los votos emitidos.

El resultado era ampliamente esperado en esta nación centroafricana, rica en petróleo y autoritaria, donde la oposición política es extremadamente débil.

Obiang estaba respaldado por una coalición de 15 partidos, incluido su todopoderoso Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE). El PDGE, único movimiento político legal del país hasta 1991, tiene en la legislatura y en los cargos municipales del país, 100 escaños en la Cámara de Diputados, 55 en el Senado y 588 cargos disputados a nivel municipal.

En el país, donde existe un único partido de oposición autorizado, Obiang ejerce un control político casi total.

Los porcentajes obtenidos por los candidatos de la oposición, Andrés Esono Ondo (Convergencia para la Democracia Social) y Buenaventura Monsuy Asumu (Partido de la Coalición Socialdemócrata), obtuvieron 9.684 y 2.855 votos, respectivamente.

El hermanastro del vice Presidente, Gabriel Mbega Obiang Lima, es su mejor enemigo en la lucha por la sucesión. Hombre serio, educado en Estados Unidos, ha sido Ministro de Minas e Hidrocarburos durante los últimos 10 años, un cargo crucial en un país cuyos ingresos dependen principalmente de las reservas de petróleo. Gabriel encarna todo lo que los occidentales valoran y Estados Unidos es el mayor inversor petrolero del país, pero el origen santomés de su madre, Celestina Lima, segunda esposa del presidente, no juega a su favor en un clan donde la dinastía debe prevalecer.

Mbasogo ha reprimido la disidencia y ha sobrevivido a una serie de intentos de golpe de Estado.

Antes de las elecciones, las fuerzas de seguridad detuvieron a figuras de la oposición, supuestamente para frustrar una «conspiración» para cometer atentados en la capital, Malabo, y en el centro económico de Bata.

Las autoridades también cerraron las fronteras terrestres del país con los vecinos Gabón y Camerún antes de que comenzara la campaña, alegando que se trataba de impedir que los infiltrados perturbaran la votación.

Los opositores de Obiang afirman que, bajo su férreo y hermético mandato, el país se ha convertido en la «Corea del Norte de África».

Guinea Ecuatorial es el tercer país más rico del África subsahariana en términos de renta per cápita en 2021. Pero la riqueza ha quedado concentrada en manos de unas pocas familias.

El hijo del presidente, el vicepresidente Teodoro Nguema Obiang Mangue, al que los observadores ven como posible sucesor, fue condenado por malversación de fondos por un tribunal francés en 2020.

Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos le han ordenado que renuncie a millones de dólares en activos, desde mansiones a coches de lujo, mientras que Francia también le impuso una condena de tres años de suspensión y una multa de 30 millones de euros.

Obiang se graduó en la escuela militar cuando el país, como Guinea Española, aún estaba bajo el dominio del dictador fascista español, el general Francisco Franco.

Luego ocupó una serie de puestos clave, entre ellos el de jefe de la tristemente célebre prisión de Black Beach.

Su escolta está formada por soldados de su clan Esangui, pero -para mayor seguridad- cuenta con una unidad de escolta que, según se dice, es israelí. También se ha contratado a zimbabuenses y ugandeses para que ayuden a vigilar el palacio presidencial.

Obiang ha estado intentando introducirse en el establishment de Washington con grupos de presión y socios mediáticos corruptos a los que colma de dinero robado y desviado del petróleo. Recientemente, se ha centrado en atacar a las empresas estadounidenses que hacen negocios en Guinea Ecuatorial y en desviar la atención de su propia corrupción impulsando la narrativa de que el dinero del petróleo es robado principalmente por las empresas estadounidenses y sus socios.

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