Breaking News
Popular

Ebibeyin se ahoga en alcohol y silencio

De Constancia a Teodoro: el mar también es negocio de familia

¿Desde cuándo los guineoecuatorianos han defendido a sus paisanos?

Ingrese su dirección de correo electrónico a continuación y suscríbase a nuestro boletín
Malabo ha anunciado la celebración de una reunión urgente para este lunes en el Palacio del Pueblo, según adelantó el portal Huella Deportiva. La cita, que reunirá a altos responsables del régimen y de la FEGUIFUT, busca “analizar la situación del Zalang Nacional” tras los recientes acontecimientos que han puesto en evidencia la descomposición del fútbol guineoecuatoriano.
La convocatoria llega pocos días después del plantón de varios jugadores internacionales, quienes se negaron a desplazarse para un encuentro oficial debido a la ausencia total de planificación, logística y condiciones mínimas de viaje. Sin vuelos confirmados, sin alojamiento garantizado y con la federación sumida en el caos, los futbolistas optaron por quedarse en Malabo, denunciando lo que calificaron como una gestión “indigna” y “peligrosa para su integridad”.
El episodio, ampliamente difundido por medios internacionales, ha sido interpretado por la afición como una protesta silenciosa contra una federación que lleva años funcionando como un apéndice del poder político. La FEGUIFUT, presidida por Venancio Tomás Ndong Michá, acumula críticas por su incompetencia e ineficacia; así como por las constantes injerencias del régimen, que decide desde los despachos quién dirige, quién juega y cuándo viaja la selección.
Mientras tanto, el seleccionador Juan Michá Obiang, que intentó sostener un equipo disciplinado pese a la desorganización federativa, fue suspendido temporalmente tras el incidente. En lugar de atender las demandas de los jugadores, la dictadura ha optado por convocar esta “reunión urgente” en el Palacio del Pueblo, con ministros y asesores presidenciales al frente, reafirmando que el fútbol nacional es tratado como asunto político y no deportivo.
El Zalang, símbolo de unidad nacional y orgullo popular, se encuentra hoy en una situación de descrédito absoluto. Las quejas de los futbolistas, las improvisaciones logísticas y la falta de rendición de cuentas en la federación son síntomas de un sistema en el que la lealtad al poder pesa más que la competencia y la transparencia.
Los mismos aduladores que repetían que “no se debe mezclar política y deporte” ahora callan ante el espectáculo de una dictadura que convoca cumbres de Estado por equipo Nacional de fútbol. La politización del Zalang ya no es una sospecha: es una certeza visible incluso para quienes preferían mirar hacia otro lado.
Porque cuando el Zalang gana, el régimen se viste de patriota.Pero cuando los jugadores se rebelan, los ministros se sientan a deliberar. El fútbol en Guinea Ecuatorial ya no es pasión nacional: es otra víctima más del control absoluto del poder.
Pues, esto se ha convertido en un reflejo perfecto de la decadencia institucional del país.