Obras son amores, y no buenas razones

 

Por Andrés Esono Ondo

He leído el artículo titulado “En recuerdo de los fusilados en Ngolo, Bata”, publicado por Juan Tomás Ávila Laurel en su blog “Frontera D” y en el grupo de Facebook que lleva su nombre.

Por su título, parecería que el autor hace un merecido homenaje a las personas fusiladas en Bata en el verano de 1974. Y por la mención a los 146 militantes del partido político Ciudadanos por la Innovación de Guinea Ecuatorial (CI), que están siendo procesados estos días en Mongomo, uno pensaría que Ávila Laurel solo está expresando una legítima y necesaria indignación por esos hechos. Sin embargo, el contenido del artículo y la conclusión del mismo, hacen descubrir una intención mezquina de desviar la atención de los hechos hacia su obsesión por criticar a la oposición guineana, en concreto a Convergencia para la Democracia Social (CPDS). No es que mencione expresamente a este partido, pero sí en uno de los comentarios que hace el propio autor, cuando dice: “Andrés Esono Ondo, sé que nos lees. No se puede seguir dando cuerdas a este tío”. Como paréntesis, decirle, por esta alusión personal, que no le leo, y me he enterado ahora gracias a la notificación de Facebook por mencionar mi nombre. Tampoco doy “cuerdas” a nadie. Cierro el paréntesis.

El artículo concluye así: “Estamos en el punto en que la misma Historia expondrá ante todos, unos por recurrente maldad, otros por acompañamiento interesado, los resultados de sus hechos.” Como escritor que es Juan Tomás Ávila Laurel, sabe que la conclusión de un texto o artículo, encierra el mensaje que se quiere transmitir. Es decir, siendo el fondo de su artículo la crítica a unos partidos políticos, utiliza perversamente hechos tan luctuosos como los fusilamientos de Bata y el proceso de Mongomo para sus propósitos espurios, lanzando un mensaje que pone a aquellos partidos a la misma altura de responsabilidades que la dictadura que detiene, tortura, procesa y mata.

Se observa una falta de rigor intelectual en Juan Tomás Ávila cuando narra hechos históricos y presentes sin contrastarlos con fuentes fiables. Los fusilamientos de Bata tuvieron lugar en junio de 1974 tras el proceso contra 102 personas, de las cuales 27 fueron fusiladas públicamente, y 5 ya habían caído durante el asalto de los militares a la prisión. En total: 32 guineanos asesinados. Unas 32 personas, en un país que en aquel entonces tenía en torno a 200.000 habitantes, es una cifra tan brutal que, elevarla innecesariamente a 102, es querer minimizarla, ¡como si 32 personas fueran pocas!

En cuanto a las “147 personas condenadas a muerte”, ocurre otro tanto. He visto el Auto de procesamiento del caso y las calificaciones del Fiscal, y lo que leo es que el fiscal ha pedido una condena de Reclusión mayor a muerte para los procesados. “Reclusión mayor a muerte” no significa “pena de muerte”, sino cadena perpetua. Las cosas por su nombre, señor Ávila Laurel. Esto lo saben los juristas. Entre la muerte de Santiago Ebee, la tortura de más de un centenar de ciudadanos y ciudadanas, y el injusto procesamiento de 146 personas, son hechos tan graves que cualquier exageración de los mismos es poca. Pedir una prisión a perpetuidad por ese despropósito ya es el no va más, y no hace falta exagerar.

Ávila Laurel, que en su artículo habla en primera persona del plural sin decir a quiénes representa, critica “el silencio” de la oposición ante los hechos que nos ocupan. No es la primera vez: ya criticó a CPDS por supuesto silencio ante la detención y encarcelamiento de Ramón Nzé Esono Ebale, cuando este partido ya había publicado dos comunicados contra la detención del artista, exigiendo su liberación, y siendo, además, un dirigente de CPDS uno de sus abogados.

Ahora vuelve a utilizar una desgracia colectiva para criticar a CPDS por su “silencio”, cuando los comunicados e informes de este partido son los que han dado la vuelta al mundo denunciando la situación, al tiempo que están siendo utilizados por diferentes organizaciones defensoras de los derechos humanos. Además, un miembro de la Dirección continental de CPDS forma parte del equipo de abogados que defiende a los procesados. Estas acciones sirven más que buscar notoriedad en la red a costa del sufrimiento de los demás.

Para terminar, quiero decirle a Juan Tomás Ávila que, en política, no todo vale para hacer daño a los demás, ni para buscar notoriedad. CPDS hace lo que puede en un contexto político francamente complicado. Ávila vive en Barcelona, y no estaría nada mal que se movilizara él, o intentase movilizar a otros guineanos residentes en España y a la opinión pública española, para protestar contra lo que está pasando aquí en Guinea. Me consta que, hace unos días, un grupo de guineanos se manifestó en Madrid, precisamente, contra la situación de los 146 procesados. ¿Estuvo ahí Juan Tomás para acompañarlos, como muestra de solidaridad o como acto de compromiso político o humanitario, como lo hacen otros intelectuales y políticos, teniendo en cuenta que en España existe la libertad de manifestación? Obras son amores, y no buenas razones…

 

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3 comentarios

  1. Buenos discursos sabemos dar todos, pero transformar ésa elocuencia en echos… Nadie se atreve, ya es tiempo de que todo verdadero guineano sin importar su ideología política, religiosa o si algo lo ves blanco y otro lo ve negro, de unirnos todos y apartar del poder a ése gabonés que lleva mangoneandonos bastante tiempo señores

  2. Ya llegará el día en que todos estaremos en el interior del país. Si no todos, pero algunos de los que participaron en las matanzas de Ngolo siguen en vida, habrá que aclarar el porqué de ésa tragedia. Entiendo que un país sin tradición de lucha, la gente cachondee con ése tema. Es difícil que éste pueblo se levante, por más que algunos lo vean fácil. Hacer que se levante un pueblo dormido es lo más difícil en éste mundo. No se sabe quién tiene razón en las circunstancias en que vivimos. Todos queremos vivir bien, esperando que otros se encarguen del tema, olvidándose que sin la unión no hay nada que hacer, olvidándose que la simple palabrería no resuelve nada. Episodios como Ngolo, Belebu Balacha y otros que a penas sabemos, deben ser aclarados para que en futuro no se repitan.

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