¿De quién era el leopardo?

 

Por Francisco Ela Abeme

Quiero adentrarme en otro de los siniestros capítulos que han jalonado y jalonan nuestra historia nacional en estos últimos cuarenta años.

Y lo hago con sigilo, a sabiendas de que camino en la brumosa frontera que une la realidad con la leyenda.
Como bien lo saben, convertir la historia en leyenda es la mejor forma de engañar, que utiliza la mediocridad, cuando llega al poder. Se trata así de sugestionar, en lugar de informar.

Al pueblo libre, sabio y maduro se le informa. Al pueblo ignorante, sometido e inculto se le sugestiona.
Constituido el sindicato del crimen, primero como PUN, luego como PUNT( Partido Único Nacional de Trabajadores), aquel fatídico siete de julio de mil novecientos setenta y uno, había que buscarle un símbolo. Un tótem.

Y aquí es donde los hermanos Arco Iris, llevando el ditirambo al paroxismo, le ofrecen a Macias el leopardo «yemvam», que el padre les confió para administrar y defender los asuntos de la tribu.

Y esta fue la perdición de Macias. Porque, antes de llorar por la tía, es bueno siempre preguntar de qué ha muerto la tía.

Obiang hoy lo puede contar por su infructuosa búsqueda de la cabeza de Mbo Bâ. Los «zomo» fueron listos. No digo tocar, si Obiang llega a pisar la tumba de un «enguegam» como Mbó Bâ, a quien no le une un parentesco, siquiera remoto, Obiang ya estaría criando malvas.

Macías, con el cerebro apolillado por la sífilis y envuelto en el manto de su vulgar jactancia, aceptó el leopardo, sin saber que, para él, era como cargarse con la «nariz de Beme«.

Los yemvam traían su leopardo desde cuando participaron en las «Guerras de Ogüé«, cuando los pueblos fang, okak y mevumendene empujaron a los pueblos congoleños al otro lado de Ogüé. El animal fue preparado para beneficiar a la tribu yemvam. Y sólo era alimentado en ceremonias iniciáticas especiales…

Pero, cuando el» Gorila Indómito» empezó a darle sangre humana, el animal se enloqueció…

¡MELO ME MEBEAYA!

Cuentan que, cuando los comandos militares, la avanzadilla que perseguía a Macias, desde Nniefang, llegaron a Zangayong y preguntaron por él, fue su propio hermano, Nguema Bituga, quien les señaló el famoso penacho de nipa, diciéndoles: «si queréis cogerle, quemar el penacho de nipa«.

Así se hizo. Y cuando aquello era ya un hoguera, y estaba como cuando te circuncidan sin anestesia, lo que vieron salir fue un gato. Bituga les gritó: «allá va, ya podéis buscarle, que enseguida le cogeréis«.

¡MENGOMA AYINA!

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