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Según una nota difundida por el Gabinete de Imagen y Prensa de la Vicepresidencia, Teddy ha presidido en el Palacio del Pueblo una reunión con varios ministerios, representantes del PDGE y la productora estadounidense Wonderland Entertainment para planificar la realización de un documental sobre “la verdadera historia de Guinea Ecuatorial”.
El encuentro, celebrado el 6 de noviembre, reunió a los ministerios de Información, Asuntos Exteriores y Educación, junto a académicos “especializados en historia y cultura nacional” y al secretario general del PDGE, Faustino Ndong Esono Ayang. La supuesta obra, según el comunicado oficial, pretende mostrar al mundo “el recorrido histórico del país desde sus raíces hasta la construcción de la Guinea contemporánea”, con aspiraciones de difusión en plataformas internacionales como Netflix, HBO o National Geographic.
Sin embargo, fuentes consultadas por esta página destacan que el proyecto no tiene carácter cultural sino propagandístico. La participación directa del partido único y de los principales ministerios demuestra que no se trata de una iniciativa independiente, sino de una operación de imagen para blanquear el régimen, en un momento en que las denuncias por violaciones de derechos humanos, corrupción y censura se acumulan a nivel internacional.
El comunicado afirma que Wonderland Entertainment “ha expresado su disposición” para elaborar la producción, pero no menciona la existencia de ningún contrato firmado ni de acuerdos concretos con las plataformas mencionadas. Se trata, por tanto, de una maniobra mediática orientada a proyectar una narrativa oficial sobre el pasado reciente: el texto vuelve a calificar el golpe militar de 1979 como “Golpe de Libertad” y a describir el actual sistema como “la consolidación del Estado moderno”.
Fuentes diplomáticas señalan además que esta iniciativa surge tras el viaje de Teodorín a Estados Unidos durante la 80ª Asamblea General de la ONU, donde habría intentado establecer contactos para mejorar su imagen exterior. La creación de un “documental histórico” sería el siguiente paso en esa campaña de autopromoción internacional.
En un país donde los archivos oficiales siguen cerrados, la prensa independiente es perseguida y las versiones alternativas son castigadas, hablar de una “historia verdadera” escrita desde el poder no es más que otra forma de censura envuelta en celofán cinematográfico.
Cuando el cazador es quien escribe la historia, el pueblo siempre aparece como la presa.