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La realidad de la relación bilateral con los Estados Unidos de América



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En Bata, la llamada capital económica de Guinea Ecuatorial, varios autobuses oficiales del Ministerio de Educación y Ciencia, destinados al transporte escolar, han sido localizados abandonados detrás del patio trasero de la empresa de seguridad privada Gartol, propiedad del dictador Teodoro Obiang Nguema Mbasogo y gestionada por su hijo Carmelo Nvono Obiang, alias Didi, viceministro de Seguridad Nacional.
Las imágenes obtenidas por Radio Macuto muestran una escena de abandono total: vehículos estatales cubiertos de polvo y maleza, aparcados en fila sobre un terreno agrietado, sin mantenimiento ni propósito. Uno de ellos aparece sin ruedas traseras, sostenido sobre bloques de cemento, evidencia de que han sido desmantelados o saqueados parcialmente.


Estos autobuses, adquiridos con fondos públicos para facilitar el transporte de estudiantes guineoecuatorianos, se pudren a la intemperie mientras miles de niños siguen recorriendo largas distancias a pie para llegar a la escuela sorteando las inclemencias climatológicas.
El contraste entre la propaganda del régimen y la realidad visible en Bata refleja el desprecio del poder por la educación nacional y los bienes públicos.
El hecho de que los vehículos se encuentren en las instalaciones de una empresa privada perteneciente al clan familiar del dictador, y no bajo custodia del Ministerio de Educación, plantea serias dudas sobre la apropiación y el uso arbitrario de los recursos del Estado.
Gartol, dirigida por Didi, funciona como un brazo privado de la seguridad presidencial, acumulando bienes públicos fuera de todo control.
El reportero que documentó las imágenes recuerda haber visto estos mismos autobuses circular por un corto período de tiempo, antes de desaparecer del mapa, al igual que ocurrió con los que utilizaba la selección nacional de fútbol, el Zalang Nacional, igualmente desaparecidos y, con toda probabilidad, abandonados en algún punto del territorio nacional.
El patrón se repite y se amplía: autobuses escolares, autobuses deportivos, aviones de CEIBA descubiertos recientemente abandonados en el aeropuerto de Roma… todos símbolos de un Estado que deja morir lo que dice representar.
Autobuses que circularon brevemente para alimentar la propaganda y hoy yacen oxidados, convertidos en otro recuerdo del saqueo institucionalizado..
¿Se atreverá el delincuente mayor, ahora venido abanderado de la anticorrupción, a “mandatar” la justificación de estos bienes públicos abandonados?