
La Ronda sigue en cenizas, Luba ya en barro y el régimen de Malabo solo promete
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En Guinea Ecuatorial, cada desastre abre un mismo guion: cámaras, promesas y silencio. El incendio de La Ronda en abril de 2019 lo ejemplifica bien. El dictador apareció entre las cenizas, prometiendo viviendas nuevas y hasta transformar la zona en un “Dubai en Malabo”. Seis años después, ni una baldosa.
No fue el único episodio. En el popular barrio de Campo Yaundé, un incendio se llevó la vida de ocho niños de una misma familia. El régimen se presentó con condolencias y promesas de apoyo. Hoy, ni rastro de soluciones.
Las tragedias se acumulan como cicatrices abiertas:
La explosión en el cuartel de Nkoantoma en 2021, con más de un centenar de muertos y miles de damnificados, reducida a propaganda y olvido.
Los temporales en Annobón, donde cada año se pierden casas y nadie refuerza ni una sola infraestructura.
Y ahora, tras las lluvias que devastaron Luba en agosto de 2025, el vicepresidente de su padre repite la misma fórmula: reuniones, técnicos, estudios urbanísticos y promesas de “canalización”. La retórica de siempre, que nunca se materializa en obras.
Ni siquiera las tragedias aéreas han escapado a este ciclo de ocultamiento. El 16 de julio de 2005, un Antonov An-24 de la desaparecida compañía Air Équateur se estrelló en las inmediaciones de Baney, dejando entre 60 y 85 muertos, entre ellos altos cargos del régimen. El accidente conmocionó al país y hasta hoy sigue rodeado de sombras: nunca se conoció un informe transparente ni se asumieron responsabilidades. Como en el resto de desgracias nacionales, la versión oficial enterró la verdad y el dolor de las víctimas quedó abandonado a su suerte.
Cabe recordar el hundimiento del ferry «Tradder»…
En Guinea Ecuatorial, el fuego y el agua arrasan barrios, los accidentes aéreos y marítimosse llevan vidas. Pero lo que nunca cambia es la catástrofe mayor: un régimen que transforma cada desgracia en espectáculo político, entierra las responsabilidades y convierte cada promesa en mentira. El pueblo lo pierde todo una y otra vez, mientras el poder hace negocio hasta con la tragedia.












Has olvidado añadir Timbabé, el incendio provocado por las bombonas de gas cerca de una gasolinera amateur que instalaron por escasear el combustible en Malabo