
El régimen de Obiang acumula escándalos de abusos sexuales a menores
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Según informaciones recientes, un senador guineoecuatoriano se encuentra en el centro de un nuevo escándalo de abusos a menores. Se trata de Nicolás Utondji Akapo. El parlamentario habría mantenido relaciones con una niña de 13 años, a la que colmaba de regalos y un teléfono de última generación, hasta que la abuela de la menor decidió intervenir. El caso vuelve a poner de relieve la impunidad con la que figuras del régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo se ven implicadas en delitos de carácter sexual.
No es un hecho aislado. Años atrás, el propio cuñado del dictador, Teodoro Biyogo, fue declarado persona non grata en Brasil cuando ejercía de embajador, tras un escándalo vinculado a abusos de menores. Abandonó el país precipitadamente para evitar la acción judicial.
Otro episodio escandaloso tuvo lugar en España: un diplomático guineoecuatoriano, entonces tercer secretario de la Embajada en Madrid, fue condenado por abusos sexuales, Armando Kote Echuaca. Sin embargo, nunca llegó a cumplir la pena, salió por la puerta falsa de Barajas. Hoy ocupa un cargo de embajador en Camerún, como si nada hubiera ocurrido.
Estos casos, lejos de castigarse, muestran un patrón claro: quienes deberían rendir cuentas ante la justicia son premiados con nuevos destinos diplomáticos o con escaños parlamentarios. La protección sistemática a funcionarios señalados por estos delitos convierte cada episodio en una mancha imborrable sobre la imagen del país y sobre el propio régimen.
Mientras el pueblo guineoecuatoriano soporta represión y miseria, sus dirigentes no solo saquean los recursos del país, sino que también ensucian su nombre con conductas criminales que en cualquier otro lugar provocarían escándalos de Estado, dimisiones inmediatas y condenas ejemplares.
La pregunta obligatoria es: ¿hasta cuándo seguirá soportando la sociedad guineoecuatoriana un régimen que, además de corrupto y represivo, promociona a los abusadores en lugar de castigarlos?
Un sistema que premia a los depredadores ya no es solo una dictadura: es una maquinaria de perversión contra su propio pueblo. ¿Ya podemos llamarlo, a demás, Regimen Pederasta o esperamos otro escándalo mayúsculo?
Por ahora,vamos a mantener el término PORNOESTADO, también, para la Guinea Ecuatorial actual.












Todos son pederastas, si no que pregunten al Senador Asumu Mum Muñoz, las niñas menores de edad en Annobón le conocen bien solo que las madres y abuelas no se atreven a denunciarle.