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LO QUE MUCHOS NO QUIEREN CONTAR NI VER SOBRE LOS INMIGRANTES.
Por José Eugenio Nsue
Cuando el tema de la inmigración vuelve a estar en el candelero y ser utilizado como arma arrojadiza entre los partidarios de los inmigrantes, esos partidos políticos «buenistas«, que con palabras grandilocuentes y empáticas abogan y dicen reconocer la valía de los inmigrantes, pero en realidad no hacen nada diferente del bando contrario, los detractores, esos partidos ultra y extremistas que culpan a los extranjeros ilegales de todos los males y desgracias que pasan en «sus» tierras y exigen ser expulsados ipso facto aun no habiendo cometido delito ninguno.
Estados Unidos con su Presidente ultra, Donald Trump, indisimuladamente ha abogado por deportar a todos los inmigrantes ilegales latinoamericanos y africanos fundamentalmente; para llevar a cabo ese macabro plan, no ha dudado en utilizar y sobornar a regímenes abyectos y sin escrúpulos que no respetan los derechos humanos como el de Guinea Ecuatorial con 7.5 millones de dólares para acoger a todos los ilegales africanos hasta cuando no sean nativos, una manifiesta y flagrante ilegalidad y amoralidad, tráfico de personas a todas luces, bendecido y patrocinado por hasta anteayer, el país más democrático del mundo y donde más se respetaban los derechos humanos por eso la sede de las Naciones Unidas.
Europa tampoco se queda atrás, Georgia Meloni, la Primera Ministra italiana, practica las políticas emigratorias similares a las de Trump; ha aprobado la deportación de los ilegales. en barcos negreros para su destierro en Albania y ahí hacinarlos en los barracones como en los campos de concentración nazis, Auschwitz, Mauthauesen…, Alemania, Austria, Inglaterra, Hungría con Viktor Orbán, tampoco se quedan atrás en sus políticas de la inmigración. A pesar de que la Unión Europea intenta trabajar en el «Nuevo Pacto la Migración y Asilo«, que busca crear procedimientos más rápidos y eficientes, y establece un sistema de solidaridad y contribuciones flexibles entre los países miembros para gestionar las llegadas y el reparto de solicitantes de asilo; pero ese intento o reto para armonizar las políticas migratorias entre sus estados miembros y gestionar la presión sobre las fronteras, está siendo una quimera, no está funcionando porque cada Estsdo vela por su seguridad, su acervo cultural y tradiciones que no quiere perder.
Lo que no se quiere contar y se evita hablar públicamente, es sobre la importancia de la presencia de la inmigración en nuestra sociedad, incluidos los medios de comunicación más importantes si se quiere combatir el racismo, la xenofobia y la discriminación; el lado bueno de la inmigración, lo que aportan los inmigrantes en su conjunto en los países de acogida como España, además de la cacareada mano de obra que tanto alardean como único reconocimiento de la izquierda política, muchas de ellas (manos de obra) barata, precaria, peligrosa y sin seguridad.
En una isla como Lanzarote (Archipiélago Canario, España), donde el 80% de su población actual es extranjero, viene de fuera; ¿cuántos niños de esos inmigrantes asisten en las escuelas, los colegios e institutos de todas las etapas (infantil, primaria, secundaria, bachillerato) y las escuelas de adulto y universidad? Si no fuera por esos hijos e hijas de extranjeros, ¿cuántos profesores, médicos de familia, pediatras, conductores del transporte escolar, trabajadoras de los comedores escolares, personal de acogida temprana…, españoles en su inmensa mayoría, estarían en el paro o haciendo otras cosas, ya que por la celebrada y autocomplacida libertad sexual y sus diversas orientaciones, los españoles no quieren procrear, prefieren disfrutar del sexo y tener mascotas que niños?
Si no fuera por la presencia multicultural de los inmigrantes en las ciudades, municipios y pequeñas aldeas españolas donde se puede ver latinos de toda América latina, asiáticos (Filipinas, Ucrania, Armenia) y subsaharianos que llenamos las iglesias y demás lugares de culto; ¿cómo estarían las misas y las celebraciones cristianas, a parte de los ancianos y ancianas que siguen participando en los cultos? Hasta empieza a ser frecuente la presencia del clero extranjero, africanos, latinos y asiáticos en muchas parroquias españolas dada la crisis vocacional que acucia el occidente, sobre todo España. Si a todo lo anterior, destacamos el colectivo de las mujeres inmigrantes que trabajan como empleadas domésticas, cuidadoras de ancianos en las residencias de mayores, de canguros para los pocos bebés que nacen, de camareras de bares, restaurantes, pisos, en la agricultura…; y todos esos hombres que se dedican día y noche a la construcción, pesca, ganadería agricultura, recogida de basura, transporte de mercancías, venta ambulante, etc, etc. ¿Todo eso no importa ni interesa para que se tenga que hablar positivamente del colectivo de los inmigrantes?
El fenómeno de la inmigración es tan antiguo como la vida misma; huelga recordar que desde siempre ha habido flujos migratorios del norte al sur, del sur al norte, del este al oeste y viceversa, según las necesidades; a nadie le gusta abandonar a los suyos, emprender una aventura que no sabe adónde le va a llevar y si va a llegar con vida; los que nos hemos visto obligados o necesitados a abandonar nuestros pueblos, nuestras familias, lo hemos hecho por muchas causas: pobreza y miseria, persecución política, religiosa e ideológica, enfermedad o académica…, no sólo inmigran los africanos, asiáticos y latinoamericanos; hasta hoy sigue habiendo cientos de miles de occidentales diseminados por todos los continentes, incluida África.
Que estén achacando a los inmigrantes al atribuirles ser los causantes y responsables de todos los males que adolecen sus sociedades obviando u omitiendo su lado bueno, lo que aportan y contribuyen, no sólo es injusto, también es un error y una patraña.
Los medios de comunicación, así como los foros internacionales, los gobernantes y la comunidad educativa, o sea los creadores de opinión, deberían esforzarse en presentar la inmigración en positivo, explicar a la sociedad sobre los aspectos positivos de los inmigrantes, no sólo discriminarlos, atribuirlos los delitos y magnificar las faltas que cometen generalizando como que sólo por el hecho de ser inmigrante te convierte en un delincuente y un inadaptado.
La historia es cíclica, da tantas vueltas que lo que hoy parece blanco, mañana puede ser negro. África es un continente con un futuro lleno de potencialidades, tiene recursos naturales casi sin explotar, una población joven; a pesar de sus gobernantes octogenarios, dictadores y corruptos que provocan y fomentan que su población huya en estampida por la falta de esperanzas, la violencia, las enfermedades, guerras tribales y religiosas, la miseria, así como la persecución ideológica; seguro que con la educación y la formación, se levantará en algún momento de la historia; cuando vemos que el Occidente está en decadencia, parece como que ya no tiene nada que ofrecer a la humanidad; su población envejece irremediablemente, se niega a procrear, prefieren vivir su libertad sexual y disfrutar de la vida, y para rematar, están provocando guerras absurdas que en cualquier momento cuando se le cruce los cables, uno de sus dirigentes alocados, utilizará las armas de destrucción masiva y mandará al carajo al mundo. Hace mucho que renunciaron al razonamiento, a pensar, a la lógica y a la humanización. Pronto veremos en las guarderías, escuelas y universidades a las mascotas tomando clases que impartirá la IA (Inteligencia Artificial), ya que no quieren tener hijos tampoco quieren a los inmigrantes, prefieren como compañeras las mascotas; dentro de nada, habrá más clínicas veterinarias que pediatras, hospitales y centros de salud.
No estamos implorando la piedad o la compasión; estamos reivindicando una obviedad y exigiendo respeto, humanidad y reconocimiento: los inmigrantes no somos enemigos, no debemos ser vistos como una amenaza, no restamos, sumamos. Ahí están los datos.
Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?