El Golf Internacional de Mongomo, es un monumento al despilfarro en una Nación hambrienta


Durante el auge petrolífero en Guinea Ecuatorial, cuando el país experimentaba una bonanza económica sin precedentes, el régimen de Teodoro Obiang optó por invertir en proyectos faraónicos que hoy representan el despilfarro de un tesoro nacional dilapidado. Entre estos monumentos inútiles destaca el Golf Internacional de Mongomo, un campo de golf de lujo que costó la astronómica cifra de 1.5 millones de dólares. Esta inversión, en un país donde la mayoría de la población lucha por satisfacer necesidades básicas como la alimentación, no es solo una muestra de extravagancia, sino un reflejo de la desconexión total del gobierno de las realidades que enfrentan sus ciudadanos.

El boom petrolífero y los elefantes blancos

El campo de golf en Mongomo no fue el único proyecto de despilfarro durante la bonanza petrolera. El régimen aprovechó el momento de abundancia financiera para construir múltiples elefantes blancos —proyectos de infraestructuras gigantescas y costosas que en la actualidad están infrautilizadas o abandonadas. Uno de los ejemplos más emblemáticos es la ciudad fantasma de Oyala, hoy renombrada como Ciudad de la Paz, un proyecto megalómano que pretendía convertirse en la nueva capital administrativa del país. Sin embargo, aparte del lujoso hotel Djibloho, poco más funciona en esta urbe desolada, que se erige como un símbolo de la incompetencia y el despilfarro del régimen.

El campo de golf de Mongomo y la ciudad fantasma de Oyala son perfectos ejemplos de cómo la riqueza generada por el petróleo fue canalizada hacia proyectos inservibles, en lugar de destinarse a mejorar las condiciones de vida de la población. Mientras las arcas del Estado se desangraban en estos «elefantes blancos», los sectores de la salud, educación y las infraestructuras básicas quedaron en el olvido.

¿Para quién se construyó este campo de golf?

La pregunta es obvia: ¿quién se beneficia de este campo de golf en un país donde el deporte apenas existe fuera de los círculos elitistas? El Golf Internacional de Mongomo no está al alcance de la mayoría de los ecuatoguineanos, ni siquiera desde el punto de vista físico, ya que la mayoría de la población no tiene acceso ni a los medios de transporte ni a los recursos para disfrutar de un deporte que solo practica una ínfima minoría en África, y menos aún en Guinea Ecuatorial.

Este campo no fue construido para el pueblo, sino para una élite corrupta y sus invitados extranjeros, mientras los ciudadanos comunes apenas tienen para cubrir sus necesidades más básicas. Un espacio reservado para «dos pelagatos», como bien podría describirse, mientras millones viven al margen del lujo del régimen.

¿Blanqueo de capitales?

El coste de 1.5 millones de dólares destinado a un proyecto tan desconectado de las necesidades reales plantea otra cuestión preocupante: ¿fue este campo de golf otra forma de blanqueo de capitales del régimen? Durante años, Teodoro Obiang y su familia han sido acusados de malversación de fondos públicos, y proyectos como este encajan perfectamente en el patrón de utilizar el dinero del Estado para fines personales y corruptos.

El campo de golf no fue más que un medio para canalizar fondos a través de un proyecto vacío, un lujo innecesario que, más que beneficiar a la nación, sirvió para lavar dinero y dar la apariencia de progreso. Sin embargo, mientras este campo de golf crecía, la sanidad pública colapsaba y la infraestructura básica se desmoronaba.

El turbulento turismo en Guinea Ecuatorial

El gobierno de Malabo ha tratado de vender el Golf Internacional de Mongomo como un motor para el turismo de lujo,»Turismo de élite» como diría Guillermina Mokuy, pero la realidad está muy lejos de este sueño utópico. Guinea Ecuatorial es uno de los países más cerrados y represivos del mundo, donde la corrupción, la inseguridad y la opresión ahuyentan a cualquier posible turista. El turismo de lujo no puede prosperar en un país donde los ciudadanos deben pagar sobornos para moverse libremente de una ciudad a otra.

Las barreras internas que enfrenta el pueblo también afectan a los extranjeros. Con el ejército controlando los puestos de control y exigiendo pagos a los propios ecuatoguineanos, es difícil imaginar que los turistas sean tratados de manera diferente. ¿Cuánto les cobrarán a los turistas extranjeros que decidan cruzar por estas rutas para jugar al golf en Mongomo? Este tipo de ambiente represivo y hostil no solo desincentiva el turismo, sino que convierte cualquier intento de atraer visitantes en una burla cruel.

Un proyecto que nació muerto

Desde su concepción, el Golf Internacional de Mongomo estaba destinado al fracaso. En primer lugar, porque no existe una demanda significativa de jugadores de golf en Guinea Ecuatorial. Además, la falta de infraestructura turística y las barreras impuestas por el propio gobierno hacen inviable cualquier desarrollo económico basado en este tipo de proyectos.

En lugar de destinar los recursos a sectores que verdaderamente mejorarían la calidad de vida de la población —como hospitales, escuelas o viviendas—, el régimen eligió invertir en un símbolo de su propia opulencia, completamente desconectado de las necesidades de su pueblo. No es sorprendente que hoy en día, el campo de golf esté prácticamente vacío, un monumento solitario a la incompetencia de un régimen corrupto.

El Legado de un Régimen Despilfarrador

El Golf Internacional de Mongomo no es solo un campo de golf. Es un monumento a la corrupción, el despilfarro y la falta de visión de un régimen que ha tenido todas las oportunidades para mejorar la vida de su pueblo, pero ha elegido enriquecerse a expensas de la mayoría. Junto con la ciudad fantasma de Oyala, este campo de golf representa el legado de una bonanza petrolera desperdiciada en proyectos inútiles, mientras millones de ecuatoguineanos siguen sufriendo la pobreza y la opresión.

En lugar de generar progreso, estos proyectos son recordatorios amargos de lo que Guinea Ecuatorial podría haber sido: un país próspero y desarrollado, con un gobierno que priorizara el bienestar de su gente. En cambio, estos «elefantes blancos» son testigos silenciosos de la corrupción rampante y la desconexión de una élite gobernante que ha fallado repetidamente a su pueblo.

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Un comentario

  1. No se puede gobernar un país sin la mas mínima formación, lo cual te obligara a ser dictador.
    Decidme cuanta gente que se cayo del árbol en este simulacro de gobierno disponen de un cacumen y que realmente dispongan de la capacidad de razonamiento?
    Lleváis mucho tiempo llorando mientras que los que se cayeron de los arboles siguen viviendo mal que bien con el petroleo que les habéis regalado.
    Otra tal fulana que ejerció de primera ministra va diciendo por ahí que aprendió muchísimo durante el ejercicio de esclava y amante del régimen.
    Pienso que realmente no se obtendrá gran cosa de gente inculta que solamente reciben sabias orientaciones del que fue la risa del campamento de Zaragoza (espana).
    Todos decían en el interior del campamento que se iban de culo como el sátrapa…jijijiji.
    Imaginen la idiotez de tenerlo hoy como jefe-cito primero.

    Un tonto nunca podrá cambiar la historia de nuestra época en algo positivo el ejemplo ya lo tenéis en el curso de la historia.

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