
El fasto de una Primera Dama indiferente: El pueblo de Guinea Ecuatorial se aprieta el cinturón para el cumpleaños de Constancia Mangue de Obiang
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Mientras la miseria se profundiza y los problemas cotidianos golpean a las familias de Guinea Ecuatorial, la maquinaria mediática del régimen se moviliza para celebrar el supuesto 74º cumpleaños de Constancia Mangue de Obiang. Según un comunicado de la Oficina de Prensa e Información del país, quien se hace llamar «Su Excelencia» ha asignado fondos a mujeres del país para «cubrir actividades conmemorativas» de su aniversario. Esta generosidad, ostentosa y fuera de lugar, apenas disimula el desprecio de una élite que vive en la opulencia, desconectada de la realidad de su pueblo.
Por OLBIF
El cumpleaños de la “Reina del Reino de la Monarquía de Malabo”, previsto para el 20 de agosto, se perfila como otra farsa más: una distracción costosa financiada por un Estado que se niega a invertir en educación, salud o infraestructuras. La ministra de Asuntos Sociales e Igualdad de Género, María Consuelo Nguema Oyana, ha sido encargada de distribuir estos fondos, asegurándose de que la fiesta se celebre en “las distintas capitales de distrito y municipios de todo el país”. Esta «generosidad» no es más que una maniobra política para comprar la lealtad de mujeres y organizaciones comunitarias, como la Red Africana de Federaciones de Mujeres Rurales (RAFER), de la que la Constancia es “Madrina y Presidenta de Honor”.
Que Constancia Mangue se interese por el funcionamiento del RAFER, una red que se supone busca “empoderar a las mujeres que viven en zonas rurales”, resulta una ironía cruel. Al mismo tiempo, las mujeres de Guinea Ecuatorial no tienen acceso a servicios básicos, y el Estado se niega a implementar políticas de empoderamiento sostenibles.
Mientras las dirigentes del RAFER comparecen ante la prensa para alabar a la Primera Dama, la mayoría de las mujeres del país se preguntan cómo van a alimentar a sus familias. Esta obscenidad no es más que el reflejo de un sistema donde el dinero de los recursos del subsuelo, que debería servir al pueblo, se despilfarra en fiestas, regalos y proyectos de fachada.











