EGLNG se queda sin aliento mientras ConocoPhillips descubre la verdad del gas en Guinea Ecuatorial

Según publica hoy Africa Intelligence, la caída del gas guineoecuatoriano ya golpea la arteria que mantiene en pie el terminal de licuefacción de Punta Europa. ConocoPhillips, que heredó el activo tras comprar Marathon Oil, consiguió en junio su primer cargamento de GNL “marca COP”. Pero la foto triunfal duró lo que tarda un barco en salir de Bioko: sin nuevas moléculas, el tren se enfría.

Durante años nos vendieron el “Gas Mega Hub” como si bastara un eslogan para llenar tanques. La realidad es tozuda: Alba declina, Alen ayuda pero no alcanza, y Etinde sigue dando tumbos entre promesas y retrasos. La nueva jugada consiste en quitar gas a metanol para dárselo al LNG; sirve para cuadrar números hoy, a costa de hipotecar mañana. Malabo lo llama estrategia. El país lo sufre como costumbre.

El salvavidas está fuera: Camerún y Nigeria. Si Yoyo–Yolanda no despega y el gas nigeriano no llega por tubería al complejo de Punta Europa, EG LNG entra en dieta forzosa. Y con él, el presupuesto del Estado. No es un secreto. La propia documentación corporativa deja claro quiénes son hoy los socios de la planta, y no figura nadie capaz de producir gas por decreto. Hace falta inversión, acuerdos serios y cronograma público, no tuits.

“Sin gas no hay Hub. Hay humo.”

ConocoPhillips no es ONG: Fue a hacer negocio. Si el marco fiscal y la seguridad jurídica de Guinea Ecuatorial siguen anclados en el “ya veremos”, COP optimizará donde sea más rentable y Guinea perderá el último tren que aún para en Bioko. La pregunta es simple: ¿seguiremos celebrando memorandos mientras el barco se queda sin carga?

En Radio Macuto, donde llamamos a las cosas por su nombre, lo dejamos claro: o hay gas transfronterizo real y a tiempo, o el orgullo de Punta Europa será otro monumento a la propaganda. Y la ciudadanía guineoecuatoriana, que no vive del “hub” sino de la luz que no llega, del agua que no corre y del salario que no alcanza, seguirá pagando la factura.

Guinea Ecuatorial necesita moléculas, no discursos sobre ellas