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Constancia Mangue se disfraza de poder institucional y dicta la agenda política sin cargo alguno

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La llamada en todo, Constancia Mangue Nsue Okomo, vuelve a ocupar titulares oficiales tras recibir en audiencia a representantes de la Unión Africana y a alcaldes locales como si de una ministra se tratara. Y en la prensa digital afin al régimen, como Impactus y tantas otras páginas creadas para distraer, el detalle no se les “escapa”: lo solapan adrede, presentando sus actos como si fueran agenda de Estado.

La figura de una primera dama, por definición, es estrictamente protocolaria: acompaña al jefe de Estado en actos oficiales, promueve obras de caridad, inaugura campañas sociales o apadrina fundaciones. Nada más. Nadie le atribuye potestades políticas ni la reconoce como autoridad institucional. En Guinea Ecuatorial, sin embargo, la mujer del dictador se presenta como “gestora de la paz”, “garante de la integración africana” y hasta como supervisora de cementerios municipales.

El mensaje implícito es claro: no gobiernan instituciones, gobierna una familia. Lo mismo firma tratados un hijo convertido en empresario “internacional”, que aparece otro hijo como vicepresidente todopoderoso, y la esposa del dictador dicta línea política como si fuese presidenta del parlamento africano. En la Guinea Ecuatorial actual, la llamada carta magna de Akonibe no sirve para nada, ni siquiera como fecha a enmarcar en el calendario. Todo se reduce al formalismo de una dictadura familiar que usa la Constitución como atrezo y la ley como chiste privado.

La paradoja roza lo grotesco: Constancia Mangue nunca fue elegida por nadie, ni juró cargo alguno, ni responde ante ninguna cámara legislativa. Y, sin embargo, alcaldes, embajadores y delegados ministeriales le rinden pleitesía, se sientan ante ella para exponer “planes de desarrollo” y aplauden cualquier consigna que salga de su boca.

El aparato mediático oficial ensalza sus reuniones como “avances diplomáticos” y “acciones humanitarias”, cuando en realidad son rituales de poder personalista para mostrar quién manda, más allá de la ley. La “Primera en Todo”, como gusta que la llamen, ha convertido la figura de primera dama en un ministerio invisible, con presupuesto propio, cargos afines y hasta capacidad de marcar prioridades políticas.

La especulación ya no es tabú, el verdadero relevo del dictador no parece estar entre sus cuarenta hijos y demás cortesanos, sino en la propia “Primera en Todo”. Constancia Mangue ha tejido durante décadas una red que combina fundaciones, control social y poder simbólico. Lo que comenzó como una figura decorativa se transformó en un engranaje imprescindible del régimen, con la capacidad de decidir audiencias, bendecir proyectos y marcar agenda política.

El país se prepara para el final de una era, y los «analistas» miran a los herederos masculinos como candidatos al trono. Pero la realidad puede ser aún más cínica: la sucesión dinástica en Guinea Ecuatorial podría tener rostro de primera dama. Ni legitimidad, ni urnas, ni Constitución. Solo el guion de una familia que convirtió al Estado en propiedad privada.

En esta página lo decimos sin maquillaje: La sucesión del sátrapa se cocina en su mesa familiar, y la “Primera en Todo” parece tener más papeletas que los hijos que se pelean por la herencia dictatorial.

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Un comentario

  1. Los forasteros que se inclinan ante esta tonta son mas tontos que su tontorin nacional.
    Los embajadores y séquitos que acuden a ella, se les tenia que cesar.
    Vaya que la cosa merecer risas.

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