
Guinea Ecuatorial: La retórica del poder en Malabo frente a una triste realidad
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Por OLBIF
Con motivo del 46º aniversario del llamado “Golpe de Libertad”, el dictador Teodoro Obiang Nguema Mbasogo pronunció un discurso oficial en el que volvió a ensalzar la paz y la prosperidad de su régimen. Un mensaje que choca frontalmente con la miseria que vive la población y el enriquecimiento de un reducido grupo de allegados al poder, dejando al descubierto la profunda brecha entre la propaganda oficial y las condiciones reales de vida en el país.
Según difundió el propio Buró de Prensa y Propaganda de la dictadura, Obiang calificó el golpe de Estado de 1979 como un “hecho glorioso y decisivo” para la nación. En una intervención que, tras casi medio siglo en el poder, sonó más cansada que convincente, el mandatario aseguró que aquella fecha devolvió “las libertades, los derechos y la dignidad perdidos” al pueblo. Sin embargo, la realidad actual desmiente sus palabras: Guinea Ecuatorial sigue siendo un ejemplo internacional de mala gobernanza, nepotismo y corrupción endémica.
A pesar de sus ingentes recursos petroleros, el país figura entre los más corruptos del planeta. La riqueza derivada del crudo ha beneficiado únicamente a un círculo muy reducido, mientras la inmensa mayoría de la población carece de servicios básicos y sobrevive en condiciones de pobreza extrema.
La reiterada promesa de construir una nación que “distribuya sus ventajas económicas de forma equitativa” queda enterrada bajo una realidad marcada por el hambre, la falta de libertades y el control férreo de la prensa. Su llamado a “mantener la paz y la prosperidad” no es percibido por la ciudadanía como un plan de futuro, sino como la enésima justificación para perpetuar un poder que lleva 46 años detenido en el tiempo.
Y es que, en Guinea Ecuatorial, cada aniversario del “Golpe de Libertad” no es más que un recordatorio de que la libertad sigue secuestrada, la prosperidad es patrimonio de unos pocos y el pueblo continúa pagando, día tras día, el precio de un régimen que nunca cumplió sus promesas.











